El intento de Honda y Nissan de unir fuerzas para formar un gigante automotriz llegó a su fin. Anunciada en diciembre de 2024, la fusión tenía un valor proyectado de US$ 50.000 millones y habría posicionado a este conglomerado como el tercer mayor fabricante de automóviles a nivel mundial. Sin embargo, las negociaciones quedaron truncadas debido a desacuerdos clave sobre la estructura de gobernanza y las direcciones estratégicas.
Uno de los principales puntos de fricción surgió a raíz de la propuesta de Honda, que buscaba convertir a Nissan en una subsidiaria bajo su control, en lugar de establecer una nueva empresa matriz compartida. Dicha condición generó tensiones, agravadas por un mercado que exige una toma de decisiones ágil para afrontar los desafíos de la electrificación y la creciente competencia.

Desde el punto de vista financiero, las dos automotrices enfrentan problemas. Honda reportó un descenso del 7% en sus ganancias entre abril y diciembre del último período fiscal, acumulando 805 mil millones de yenes, lo que equivale a aproximadamente US$ 5.000 millones. Por su parte, Nissan anticipa una pérdida neta anual de 80 mil millones de yenes (alrededor de US$ 519 millones), consecuencia de una baja significativa en ventas comparada con la ganancia anterior de 426.600 millones de yenes (US$ 2.700 millones). Su desempeño durante los primeros nueve meses del año fiscal resultó también afectado, con ganancias de apenas 5.1000 millones de yenes ($33 millones), frente a los 325.000 millones de yenes (US$ 2.100 millones) registrados en el mismo período del año anterior.
A pesar de la cancelación de la fusión, Honda y Nissan seguirán trabajando juntos en áreas tecnológicas clave como la electrificación y los vehículos autónomos. Sin embargo, Nissan ha anunciado planes de recortar 9,000 empleos a nivel global y planea reducir en un millón las unidades producidas anualmente, alcanzando una cifra total de 4 millones hacia el año fiscal 2026.
Los movimientos en el mercado bursátil también reflejan dificultades: la acción de Nissan ha registrado una caída de aproximadamente un 25% en el último año, mientras que la de Honda disminuyó en un 15%. Estas cifras demuestran el impacto de un entorno desafiante para ambas empresas.
El proyecto de fusión se había diseñado como una estrategia para competir mejor en el mercado de vehículos eléctricos contra gigantes como Tesla y compañías emergentes de origen chino. Aunque ambas partes han asegurado que la cancelación no afectará significativamente sus ganancias individuales, el acuerdo frustrado representa un punto crítico en el panorama actual del sector automotriz global. De haberse concretado, la fusión entre Honda y Nissan habría significado el mayor movimiento corporativo del sector automotriz en la última década, consolidando una potencia capaz de rivalizar directamente con líderes como Toyota y Volkswagen.