Salud

Estudio revela que el polvo de las pastillas de freno puede ser más tóxico que las emisiones diésel

Una investigación reciente ha revelado que las partículas microscópicas liberadas por el desgaste de las pastillas de freno son más dañinas para la salud humana que las emisiones de gases de los vehículos diésel. Estas partículas, altamente tóxicas y carentes de regulación, representan hasta un 55% de las partículas PM2.5 en áreas urbanas y están asociadas con graves riesgos pulmonares y cardíacos.

Salud

Estudio revela que el polvo de las pastillas de freno puede ser más tóxico que las emisiones diésel

Una investigación reciente ha revelado que las partículas microscópicas liberadas por el desgaste de las pastillas de freno son más dañinas para la salud humana que las emisiones de gases de los vehículos diésel. Estas partículas, altamente tóxicas y carentes de regulación, representan hasta un 55% de las partículas PM2.5 en áreas urbanas y están asociadas con graves riesgos pulmonares y cardíacos.

“Los contaminantes generados por el desgaste de los frenos están demostrando ser un desafío igual o mayor que las emisiones de escape tradicionales para la salud pública”

– Subrayó el informe del estudio.

15/2/2025

Un estudio reciente ha puesto en evidencia un aspecto crítico y poco abordado de la contaminación vehicular: la toxicidad del polvo generado por el desgaste de las pastillas de freno. Los investigadores concluyeron que estas partículas microscópicas pueden ser más perjudiciales para la salud humana que los contaminantes emitidos por los gases de escape de vehículos diésel, lo que subraya la necesidad de un enfoque más integral en la regulación de las emisiones vehiculares.

La investigación llevó a cabo un análisis exhaustivo de los efectos del polvo de frenos en las células pulmonares humanas utilizando cuatro tipos de pastillas de freno: bajo en metal, semi-metálico, orgánico sin asbesto y cerámico. Las pastillas orgánicas sin asbesto demostraron ser las más tóxicas, seguidas de las cerámicas, generando inflamación significativa y estrés oxidativo en comparación con las partículas diésel.

Según el estudio, las partículas producidas por el desgaste de frenos contribuyen hasta un 55% de las partículas PM2.5 en áreas urbanas, un tipo de contaminación microscópica estrechamente vinculada con enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Cada año, esta abrasión de pastillas de freno produce alrededor de 20,000 toneladas de polvo, de las cuales 9,000 toneladas terminan en suspensión en la atmósfera. Este polvo contiene hasta 14 elementos metálicos, como el cobre, en comparación con solo tres elementos presentes en las emisiones de diésel.


El análisis interdisciplinario incluyó técnicas avanzadas como la secuenciación de ARN, análisis metabólicos y espectrometría de masas, reflejando que las partículas de los frenos inducen un mayor estrés oxidativo y activan la vía HIF (factor inducible por hipoxia), correlacionada con enfermedades asociadas a la exposición a la contaminación del aire. Por otro lado, las emisiones de gases diésel, aunque representan su propio riesgo ambiental, incluyen menos componentes metálicos y, en general, no generan los mismos niveles de toxicidad directa observados en las partículas de los frenos.


El informe enfatiza que las políticas ambientales actuales que priorizan la reducción de las emisiones de escape no abordan suficientemente las emisiones no relacionadas con los gases, como las provenientes del desgaste de frenos y neumáticos. En Reino Unido y gran parte de Europa, este tipo de emisiones ya representa la mayor fuente de contaminación vehicular.

Los resultados han llevado a los expertos a solicitar una revisión regulatoria inmediata. Mientras el avance hacia vehículos eléctricos reduce las emisiones directas de escape, las partículas liberadas por componentes como los frenos seguirán siendo una gran amenaza si no se legislan adecuadamente.

En el plano de la salud, las partículas de frenos estudiadas mostraron un significativo aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y en la expresión de genes vinculados al estrés oxidativo e inflamación celular, tales como IL-6 e IL-8. Esto pone de manifiesto que el impacto de estas emisiones no reguladas merece una atención urgente para prevenir futuros riesgos sanitarios.

El estudio concluye que el cambio hacia tecnologías más sostenibles en la industria automotriz debe ser acompañado por investigaciones científicas adicionales y la creación de políticas más extensivas que incluyan la regulación de las emisiones generadas por componentes como los frenos y neumáticos. La contaminación del aire en las ciudades, aún con el predominio de vehículos eléctricos, continuará siendo una amenaza para la salud pública si no se abordan estos aspectos.

Algo Curioso
El polvo de frenos, responsable de la mayor parte de las partículas PM2.5 en ciudades, contiene hasta 14 elementos metálicos diferentes, lo que lo convierte en un material mucho más complejo y tóxico que las emisiones diésel.

“Los contaminantes generados por el desgaste de los frenos están demostrando ser un desafío igual o mayor que las emisiones de escape tradicionales para la salud pública”

– Subrayó el informe del estudio.

Feb 15, 2025
Colglobal News

Un estudio reciente ha puesto en evidencia un aspecto crítico y poco abordado de la contaminación vehicular: la toxicidad del polvo generado por el desgaste de las pastillas de freno. Los investigadores concluyeron que estas partículas microscópicas pueden ser más perjudiciales para la salud humana que los contaminantes emitidos por los gases de escape de vehículos diésel, lo que subraya la necesidad de un enfoque más integral en la regulación de las emisiones vehiculares.

La investigación llevó a cabo un análisis exhaustivo de los efectos del polvo de frenos en las células pulmonares humanas utilizando cuatro tipos de pastillas de freno: bajo en metal, semi-metálico, orgánico sin asbesto y cerámico. Las pastillas orgánicas sin asbesto demostraron ser las más tóxicas, seguidas de las cerámicas, generando inflamación significativa y estrés oxidativo en comparación con las partículas diésel.

Según el estudio, las partículas producidas por el desgaste de frenos contribuyen hasta un 55% de las partículas PM2.5 en áreas urbanas, un tipo de contaminación microscópica estrechamente vinculada con enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Cada año, esta abrasión de pastillas de freno produce alrededor de 20,000 toneladas de polvo, de las cuales 9,000 toneladas terminan en suspensión en la atmósfera. Este polvo contiene hasta 14 elementos metálicos, como el cobre, en comparación con solo tres elementos presentes en las emisiones de diésel.


El análisis interdisciplinario incluyó técnicas avanzadas como la secuenciación de ARN, análisis metabólicos y espectrometría de masas, reflejando que las partículas de los frenos inducen un mayor estrés oxidativo y activan la vía HIF (factor inducible por hipoxia), correlacionada con enfermedades asociadas a la exposición a la contaminación del aire. Por otro lado, las emisiones de gases diésel, aunque representan su propio riesgo ambiental, incluyen menos componentes metálicos y, en general, no generan los mismos niveles de toxicidad directa observados en las partículas de los frenos.


El informe enfatiza que las políticas ambientales actuales que priorizan la reducción de las emisiones de escape no abordan suficientemente las emisiones no relacionadas con los gases, como las provenientes del desgaste de frenos y neumáticos. En Reino Unido y gran parte de Europa, este tipo de emisiones ya representa la mayor fuente de contaminación vehicular.

Los resultados han llevado a los expertos a solicitar una revisión regulatoria inmediata. Mientras el avance hacia vehículos eléctricos reduce las emisiones directas de escape, las partículas liberadas por componentes como los frenos seguirán siendo una gran amenaza si no se legislan adecuadamente.

En el plano de la salud, las partículas de frenos estudiadas mostraron un significativo aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y en la expresión de genes vinculados al estrés oxidativo e inflamación celular, tales como IL-6 e IL-8. Esto pone de manifiesto que el impacto de estas emisiones no reguladas merece una atención urgente para prevenir futuros riesgos sanitarios.

El estudio concluye que el cambio hacia tecnologías más sostenibles en la industria automotriz debe ser acompañado por investigaciones científicas adicionales y la creación de políticas más extensivas que incluyan la regulación de las emisiones generadas por componentes como los frenos y neumáticos. La contaminación del aire en las ciudades, aún con el predominio de vehículos eléctricos, continuará siendo una amenaza para la salud pública si no se abordan estos aspectos.

Un estudio reciente ha puesto en evidencia un aspecto crítico y poco abordado de la contaminación vehicular: la toxicidad del polvo generado por el desgaste de las pastillas de freno. Los investigadores concluyeron que estas partículas microscópicas pueden ser más perjudiciales para la salud humana que los contaminantes emitidos por los gases de escape de vehículos diésel, lo que subraya la necesidad de un enfoque más integral en la regulación de las emisiones vehiculares.

La investigación llevó a cabo un análisis exhaustivo de los efectos del polvo de frenos en las células pulmonares humanas utilizando cuatro tipos de pastillas de freno: bajo en metal, semi-metálico, orgánico sin asbesto y cerámico. Las pastillas orgánicas sin asbesto demostraron ser las más tóxicas, seguidas de las cerámicas, generando inflamación significativa y estrés oxidativo en comparación con las partículas diésel.

Según el estudio, las partículas producidas por el desgaste de frenos contribuyen hasta un 55% de las partículas PM2.5 en áreas urbanas, un tipo de contaminación microscópica estrechamente vinculada con enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Cada año, esta abrasión de pastillas de freno produce alrededor de 20,000 toneladas de polvo, de las cuales 9,000 toneladas terminan en suspensión en la atmósfera. Este polvo contiene hasta 14 elementos metálicos, como el cobre, en comparación con solo tres elementos presentes en las emisiones de diésel.


El análisis interdisciplinario incluyó técnicas avanzadas como la secuenciación de ARN, análisis metabólicos y espectrometría de masas, reflejando que las partículas de los frenos inducen un mayor estrés oxidativo y activan la vía HIF (factor inducible por hipoxia), correlacionada con enfermedades asociadas a la exposición a la contaminación del aire. Por otro lado, las emisiones de gases diésel, aunque representan su propio riesgo ambiental, incluyen menos componentes metálicos y, en general, no generan los mismos niveles de toxicidad directa observados en las partículas de los frenos.


El informe enfatiza que las políticas ambientales actuales que priorizan la reducción de las emisiones de escape no abordan suficientemente las emisiones no relacionadas con los gases, como las provenientes del desgaste de frenos y neumáticos. En Reino Unido y gran parte de Europa, este tipo de emisiones ya representa la mayor fuente de contaminación vehicular.

Los resultados han llevado a los expertos a solicitar una revisión regulatoria inmediata. Mientras el avance hacia vehículos eléctricos reduce las emisiones directas de escape, las partículas liberadas por componentes como los frenos seguirán siendo una gran amenaza si no se legislan adecuadamente.

En el plano de la salud, las partículas de frenos estudiadas mostraron un significativo aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y en la expresión de genes vinculados al estrés oxidativo e inflamación celular, tales como IL-6 e IL-8. Esto pone de manifiesto que el impacto de estas emisiones no reguladas merece una atención urgente para prevenir futuros riesgos sanitarios.

El estudio concluye que el cambio hacia tecnologías más sostenibles en la industria automotriz debe ser acompañado por investigaciones científicas adicionales y la creación de políticas más extensivas que incluyan la regulación de las emisiones generadas por componentes como los frenos y neumáticos. La contaminación del aire en las ciudades, aún con el predominio de vehículos eléctricos, continuará siendo una amenaza para la salud pública si no se abordan estos aspectos.

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El polvo de frenos, responsable de la mayor parte de las partículas PM2.5 en ciudades, contiene hasta 14 elementos metálicos diferentes, lo que lo convierte en un material mucho más complejo y tóxico que las emisiones diésel.

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