Un análisis exhaustivo de ondas sísmicas ha detectado cambios sustanciales en el núcleo interno de la Tierra, que se encuentra a una profundidad aproximada de 5,150 kilómetros. Este núcleo, con un diámetro de 2,440 kilómetros (1,516 millas), ligeramente superior al tamaño de Plutón, parece haber modificado su dinámica de rotación y experimentado alteraciones en su forma.
Hasta 2010, el núcleo interno giraba aproximadamente más rápido que el resto del planeta, pero investigaciones recientes revelan que ha desacelerado y actualmente su rotación está rezagada con respecto a la corteza y el manto. Esta variable rotación fue identificada mediante el análisis de 168 pares de terremotos que se originaron en las mismas ubicaciones entre los años 1991 y 2023. Los cambios en las ondas sísmicas observadas, al atravesar el núcleo interno, proporcionaron evidencias clave de esta desaceleración y señalaron alteraciones en su estructura.
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Además de la rotación, la forma del núcleo interno también está cambiando. Las observaciones muestran que ciertas regiones de su superficie sólida, en la frontera con el núcleo externo líquido, se han deformado en más de 100 metros. Estas deformaciones están asociadas al flujo de metales líquidos, como hierro y níquel, en el núcleo externo. Este flujo, además, facilita la solidificación del núcleo externo en el núcleo interno a un ritmo de 1 milímetro anual, un proceso que no solo aumenta su tamaño, sino que también influye en su forma y consistencia.
Estas dinámicas no solo tienen implicaciones geológicas, sino que también afectan directamente al campo magnético de la Tierra. El núcleo interno desempeña un papel crucial en la generación de este campo que actúa como escudo planetario contra la radiación solar. Este comportamiento cambiante en la rotación y deformación del núcleo interno podría estar relacionado con las variaciones detectadas en el campo magnético terrestre, que ha mostrado fluctuaciones y "saltos" en las últimas décadas.
Los resultados de este estudio, publicado en la revista científica Nature Geoscience, subrayan la importancia de monitorear la dinámica del núcleo interno para comprender mejor los procesos planetarios y garantizar la estabilidad de los sistemas que dependen del campo magnético terrestre. Estos hallazgos han sido corroborados por otros estudios en el ámbito de la geofísica y destacan lo complejo e interrelacionado que es el comportamiento de las capas terrestres. La tasa de solidificación del núcleo externo, de aproximadamente 1 milímetro por año, sugiere que el núcleo interno está en constante crecimiento, un proceso geológico que lleva miles de millones de años y que continúa remodelando el interior de nuestro planeta.