El asteroide 2024 YR4, detectado el 27 de diciembre de 2024, representa un objeto de creciente interés y atención para la comunidad astronómica internacional. Según los datos más recientes, este cuerpo celeste tiene una probabilidad del 2.3% de impactar la Tierra el 22 de diciembre de 2032, lo que lo coloca en la categoría de asteroides potencialmente peligrosos. Su tamaño estimado oscila entre 40 y 90 metros de diámetro.
Desde su descubrimiento, 2024 YR4 ha sido objeto de más de 340 observaciones realizadas desde telescopios terrestres de múltiples países. El análisis confirma que el asteroide sigue una órbita en torno al Sol que completa cada cuatro años, lo cual complica la predicción de su trayectoria futura. El Centro de Planetas Menores, en colaboración con otras organizaciones científicas, recopila datos continuamente para mejorar las predicciones.
Un evento clave en este estudio será el paso del asteroide a 8 millones de kilómetros de la Tierra en 2028. En ese momento, los astrónomos podrán mejorar significativamente las mediciones de su órbita y reducir la incertidumbre actual respecto a su trayectoria futura. Este enfoque es crítico, ya que recientes observaciones han incrementado la probabilidad de impacto desde el 1% inicial a su valor actual de 2.3%.
La posibilidad de impacto ha movilizado no solo a científicos, sino también a organismos de defensa planetaria. La Red Internacional de Alerta de Asteroides y la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA están colaborando estrechamente. Este último planea utilizar el Telescopio Espacial James Webb hasta mayo de 2025 para reunir información más detallada sobre su tamaño, composición y comportamiento orbital. A partir de marzo de 2025, solo telescopios de cuatro metros o más tendrán la oportunidad de observar el asteroide, debido a su creciente alejamiento hacia los confines del sistema solar.
Históricamente, se recuerda el impacto del asteroide Chelyabinsk en 2013 como ejemplo del daño que cuerpos de tamaño similar pueden causar. Aunque se ha descartado que el 2024 YR4 represente una amenaza de extinción masiva, un impacto en la Tierra podría generar daños significativos en áreas pobladas. Este recordatorio impulsa los esfuerzos para confirmar o descartar cualquier posible peligro. A pesar de no colisionar directamente con la superficie terrestre, la onda expansiva dañó miles de edificios y dejó más de 1,500 personas heridas.
La cooperación internacional incluye a miles de astrónomos y agencias espaciales, principalmente de Europa y los Estados Unidos, que están trabajando para desarrollar planes de respuesta en caso de confirmarse un impacto. Por el momento, el asteroide sigue siendo objeto de intenso monitoreo para refinar los cálculos de su trayectoria y aliviar los temores globales.