Un conjunto de estudios publicados por National Geographic (22 de abril de 2025) y la revista Nature documentan en detalle la transformación climática del interior de Arabia Saudita a lo largo de los últimos ocho millones de años. Investigadores bajo la dirección de Michael Petraglia recolectaron 22 muestras de estalagmitas en siete cuevas de la meseta de As Sulb, al noreste de Riad, durante una expedición en 2019. El análisis de los minerales —incluyendo trazas de plomo, uranio y torio— permitió utilizar técnicas avanzadas de datación, como el método uranio-torio para los últimos 600,000 años y uranio-plomo para reconstruir el clima hasta 7.44 millones de años atrás.
El área estudiada, actualmente hiperárida con lluvias promedio de apenas 104 mm anuales, presenta 74 edades radiogénicas de espeleotemas y núcleos de sedimentos lacustres que han permitido identificar al menos seis fases húmedas. Entre ellas destacan periodos prolongados de vegetación y agua: en el Mioceno tardío (7.44 a 6.25 millones de años), en el Plioceno temprano (4.10 a 3.16 millones de años) y en el Pleistoceno temprano (2.29 a 2.01 millones y 1.37 a 0.86 millones de años). Estos episodios húmedos duraron desde más de un millón hasta decenas de miles de años, según los registros.
Los valores bajos de δ18O detectados en las estalagmitas del Mioceno y Plioceno ratifican que estos ambientes eran mucho más húmedos que los actuales. Los resultados sugieren que Arabia funcionó sistemáticamente como un 'puente ecológico' favoreciendo la migración de primates, mamíferos y Homo sapiens entre África y Eurasia, en sintonía con fases de humedad que también habrían afectado a regiones como el Sahara.
En síntesis, los datos proporcionan el marco temporal más extenso y preciso hasta la fecha sobre los ciclos climáticos de Arabia y su impacto biogeográfico. El concepto de “Arabia Verde” queda respaldado, mostrando que el actual desierto fue en el pasado un fértil corredor que facilitó la evolución y dispersión de especies por casi ocho millones de años.