Mundo

Washington pierde la paciencia con Zelenski mientras el Kremlin dilata acuerdo de paz con Ucrania

La posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania enfrenta serios obstáculos mientras Washington intensifica su presión sobre Kiev y Moscú mantiene su negativa a realizar concesiones clave en las conversaciones, marcadas por desacuerdos sobre Crimea y la presencia de fuerzas de paz europeas.

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Washington pierde la paciencia con Zelenski mientras el Kremlin dilata acuerdo de paz con Ucrania

La posibilidad de un acuerdo de paz en Ucrania enfrenta serios obstáculos mientras Washington intensifica su presión sobre Kiev y Moscú mantiene su negativa a realizar concesiones clave en las conversaciones, marcadas por desacuerdos sobre Crimea y la presencia de fuerzas de paz europeas.

“Trump advirtió que Ucrania debe decidir: paz o arriesgarlo todo durante tres años más”

– Afirmó el propio presidente estadounidense.

23/4/2025

La negociación para alcanzar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania atraviesa momentos críticos debido a desacuerdos insalvables y la creciente impaciencia del gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump. El enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, realizó su cuarta visita a Rusia en 2025. Sin embargo, Witkoff, junto con el secretario de Estado Marco Rubio, canceló a último momento su participación en las conversaciones previstas en Londres. Esta cancelación respondió al rechazo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenskyy, a aceptar el reconocimiento de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, condición que era vista en Washington como clave para avanzar en el proceso.


El presidente Trump expresó en declaraciones públicas que la situación de Ucrania es "grave" y advirtió a Zelenskyy que afronta una disyuntiva: aceptar un acuerdo de paz o asumir el riesgo de prolongar el conflicto durante tres años más, lo que podría derivar en la pérdida total del país. Por su parte, Vladimir Putin intenta presentarse como la parte moderada en las conversaciones, mientras sostiene su negativa a aceptar el alto al fuego incondicional propuesto por Ucrania.


Estados Unidos, bajo instrucción directa de Trump, fijó el objetivo de lograr un alto el fuego antes del 30 de abril, es decir, en los primeros 100 días de su mandato. Sin embargo, ante la falta de avances tangibles, el propio Trump endureció su discurso también hacia Moscú. La reacción del Kremlin fue anunciar un alto al fuego unilateral durante la Pascua, lo cual fue considerado una maniobra destinada a evitar un deterioro en el diálogo con Estados Unidos.


Fuentes citadas por la prensa británica indican que Moscú ha expresado voluntad para congelar el conflicto en las actuales posiciones del frente, lo que implica una cesión significativa. En contraparte, Washington planteó su disposición para reconocer la anexión de Crimea por parte de Rusia y aceptar las ganancias territoriales rusas obtenidas tras la invasión lanzada en 2022. No obstante, estas condiciones han topado con el abierto rechazo de Kiev y la reticencia de Europa a dar su aval.


El Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, ha reiterado su negativa a permitir el despliegue de fuerzas de paz europeas en Ucrania. Valentina Matviyenko, presidenta del Consejo de la Federación de Rusia, ratificó que Moscú no negociará bajo la premisa de la presencia de tropas europeas en territorio ucraniano. En el entorno político ruso existen dudas sobre las verdaderas intenciones de Putin, y algunos analistas, como el editor Konstantin Remchukov, consideran plausible que Moscú busque prolongar las acciones militares hasta expulsar a todas las fuerzas ucranianas de la región de Kursk.


La administración Trump ha elevado la presión sobre las partes en conflicto. El vicepresidente estadounidense JD Vance declaró que el tiempo es limitado y exigió respuestas claras a la propuesta presentada, advirtiendo que, en caso de una nueva dilación, Estados Unidos podría abandonar su rol de mediador. El Kremlin, en voz de Peskov, recomendó a Trump no apresurarse a buscar una solución, dejando claro que Moscú se siente cómodo con el statu quo actual, que le ha reportado ventajas en términos de control territorial.


Las negociaciones por la paz en Ucrania permanecen estancadas en puntos fundamentales, en un entorno donde las exigencias de ambas partes y la presión de Estados Unidos han complicado la posibilidad de alcanzar un entendimiento en el corto plazo.

Algo Curioso

“Trump advirtió que Ucrania debe decidir: paz o arriesgarlo todo durante tres años más”

– Afirmó el propio presidente estadounidense.

Apr 23, 2025
Colglobal News

La negociación para alcanzar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania atraviesa momentos críticos debido a desacuerdos insalvables y la creciente impaciencia del gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump. El enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, realizó su cuarta visita a Rusia en 2025. Sin embargo, Witkoff, junto con el secretario de Estado Marco Rubio, canceló a último momento su participación en las conversaciones previstas en Londres. Esta cancelación respondió al rechazo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenskyy, a aceptar el reconocimiento de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, condición que era vista en Washington como clave para avanzar en el proceso.


El presidente Trump expresó en declaraciones públicas que la situación de Ucrania es "grave" y advirtió a Zelenskyy que afronta una disyuntiva: aceptar un acuerdo de paz o asumir el riesgo de prolongar el conflicto durante tres años más, lo que podría derivar en la pérdida total del país. Por su parte, Vladimir Putin intenta presentarse como la parte moderada en las conversaciones, mientras sostiene su negativa a aceptar el alto al fuego incondicional propuesto por Ucrania.


Estados Unidos, bajo instrucción directa de Trump, fijó el objetivo de lograr un alto el fuego antes del 30 de abril, es decir, en los primeros 100 días de su mandato. Sin embargo, ante la falta de avances tangibles, el propio Trump endureció su discurso también hacia Moscú. La reacción del Kremlin fue anunciar un alto al fuego unilateral durante la Pascua, lo cual fue considerado una maniobra destinada a evitar un deterioro en el diálogo con Estados Unidos.


Fuentes citadas por la prensa británica indican que Moscú ha expresado voluntad para congelar el conflicto en las actuales posiciones del frente, lo que implica una cesión significativa. En contraparte, Washington planteó su disposición para reconocer la anexión de Crimea por parte de Rusia y aceptar las ganancias territoriales rusas obtenidas tras la invasión lanzada en 2022. No obstante, estas condiciones han topado con el abierto rechazo de Kiev y la reticencia de Europa a dar su aval.


El Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, ha reiterado su negativa a permitir el despliegue de fuerzas de paz europeas en Ucrania. Valentina Matviyenko, presidenta del Consejo de la Federación de Rusia, ratificó que Moscú no negociará bajo la premisa de la presencia de tropas europeas en territorio ucraniano. En el entorno político ruso existen dudas sobre las verdaderas intenciones de Putin, y algunos analistas, como el editor Konstantin Remchukov, consideran plausible que Moscú busque prolongar las acciones militares hasta expulsar a todas las fuerzas ucranianas de la región de Kursk.


La administración Trump ha elevado la presión sobre las partes en conflicto. El vicepresidente estadounidense JD Vance declaró que el tiempo es limitado y exigió respuestas claras a la propuesta presentada, advirtiendo que, en caso de una nueva dilación, Estados Unidos podría abandonar su rol de mediador. El Kremlin, en voz de Peskov, recomendó a Trump no apresurarse a buscar una solución, dejando claro que Moscú se siente cómodo con el statu quo actual, que le ha reportado ventajas en términos de control territorial.


Las negociaciones por la paz en Ucrania permanecen estancadas en puntos fundamentales, en un entorno donde las exigencias de ambas partes y la presión de Estados Unidos han complicado la posibilidad de alcanzar un entendimiento en el corto plazo.

La negociación para alcanzar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania atraviesa momentos críticos debido a desacuerdos insalvables y la creciente impaciencia del gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump. El enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff, realizó su cuarta visita a Rusia en 2025. Sin embargo, Witkoff, junto con el secretario de Estado Marco Rubio, canceló a último momento su participación en las conversaciones previstas en Londres. Esta cancelación respondió al rechazo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenskyy, a aceptar el reconocimiento de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, condición que era vista en Washington como clave para avanzar en el proceso.


El presidente Trump expresó en declaraciones públicas que la situación de Ucrania es "grave" y advirtió a Zelenskyy que afronta una disyuntiva: aceptar un acuerdo de paz o asumir el riesgo de prolongar el conflicto durante tres años más, lo que podría derivar en la pérdida total del país. Por su parte, Vladimir Putin intenta presentarse como la parte moderada en las conversaciones, mientras sostiene su negativa a aceptar el alto al fuego incondicional propuesto por Ucrania.


Estados Unidos, bajo instrucción directa de Trump, fijó el objetivo de lograr un alto el fuego antes del 30 de abril, es decir, en los primeros 100 días de su mandato. Sin embargo, ante la falta de avances tangibles, el propio Trump endureció su discurso también hacia Moscú. La reacción del Kremlin fue anunciar un alto al fuego unilateral durante la Pascua, lo cual fue considerado una maniobra destinada a evitar un deterioro en el diálogo con Estados Unidos.


Fuentes citadas por la prensa británica indican que Moscú ha expresado voluntad para congelar el conflicto en las actuales posiciones del frente, lo que implica una cesión significativa. En contraparte, Washington planteó su disposición para reconocer la anexión de Crimea por parte de Rusia y aceptar las ganancias territoriales rusas obtenidas tras la invasión lanzada en 2022. No obstante, estas condiciones han topado con el abierto rechazo de Kiev y la reticencia de Europa a dar su aval.


El Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, ha reiterado su negativa a permitir el despliegue de fuerzas de paz europeas en Ucrania. Valentina Matviyenko, presidenta del Consejo de la Federación de Rusia, ratificó que Moscú no negociará bajo la premisa de la presencia de tropas europeas en territorio ucraniano. En el entorno político ruso existen dudas sobre las verdaderas intenciones de Putin, y algunos analistas, como el editor Konstantin Remchukov, consideran plausible que Moscú busque prolongar las acciones militares hasta expulsar a todas las fuerzas ucranianas de la región de Kursk.


La administración Trump ha elevado la presión sobre las partes en conflicto. El vicepresidente estadounidense JD Vance declaró que el tiempo es limitado y exigió respuestas claras a la propuesta presentada, advirtiendo que, en caso de una nueva dilación, Estados Unidos podría abandonar su rol de mediador. El Kremlin, en voz de Peskov, recomendó a Trump no apresurarse a buscar una solución, dejando claro que Moscú se siente cómodo con el statu quo actual, que le ha reportado ventajas en términos de control territorial.


Las negociaciones por la paz en Ucrania permanecen estancadas en puntos fundamentales, en un entorno donde las exigencias de ambas partes y la presión de Estados Unidos han complicado la posibilidad de alcanzar un entendimiento en el corto plazo.

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