El 1º Batallón del 8º Regimiento de las Fuerzas Especiales de Ucrania recibió en diciembre de 2024 la orden de capturar soldados norcoreanos que combatían junto al ejército ruso, con el objetivo de contrarrestar la narrativa del Kremlin que niega la implicación de Corea del Norte en el conflicto. En poco más de un mes, Ucrania logró recopilar evidencias de la participación norcoreana y evaluó las capacidades de combate de estas tropas.
Desde octubre de 2024, Corea del Norte ha desplegado más de 11,000 soldados en la región rusa de Kursk, un área con aproximadamente 60,000 militares rusos y donde las fuerzas ucranianas han realizado una invasión parcial desde agosto del mismo año. Sin embargo, a principios de febrero de 2025 se informó que no había rastros de soldados norcoreanos en el frente. A pesar de esto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguró que estas tropas habían regresado a las líneas de combate.
Durante tres meses de enfrentamientos, los soldados norcoreanos sufrieron aproximadamente 4,000 bajas, incluyendo muertos y heridos. Según estimaciones de inteligencia de Ucrania, aún permanecen cerca de 8,000 norcoreanos en Rusia, quienes se preparan para recibir entrenamiento adicional.
Las observaciones de las fuerzas ucranianas revelaron que los combatientes norcoreanos presentan un nivel de instrucción avanzado que requiere al menos seis meses de preparación. Su edad media es considerablemente menor que la de las fuerzas armadas ucranianas, cuya media en 2024 era de 43 años. El soldado norcoreano más viejo identificado tenía apenas 25 años.
En combate, las tropas norcoreanas adoptan tácticas agresivas, atacando en grupos de al menos 100 hombres. Son conocidos por avanzar sin retroceder, incluso bajo fuego de artillería. Sin embargo, carecen de apoyo blindado y de artillería, lo que los distingue de las tácticas rusas, que son más conservadoras y enfocadas en asegurar posiciones. Además, se ha reportado que algunos soldados norcoreanos emplean granadas para suicidarse antes que rendirse, indicando un notable desapego por la vida.
En una acción significativa en el conflicto, un grupo de 700 norcoreanos realizó un asalto frontal, sufriendo un 30% de bajas. Aunque valientes, las deficiencias logísticas y la limitada experiencia en tácticas modernas los han dejado en una posición desventajosa frente a las fuerzas ucranianas. Un factor clave en su retirada inicial del frente fue la falta de herramientas de comunicación adecuadas, ya que se observó que solo un walkie-talkie era compartido entre pelotones de 20 hombres.
Entre las pertenencias recolectadas por las fuerzas ucranianas, se encontraron diarios que evidenciaban el fanatismo y lealtad al régimen de Pyongyang. Pese a sus limitaciones y derrotas en campo abierto, los analistas ucranianos advierten que, con un entrenamiento más robusto, estos combatientes podrían convertirse en adversarios más formidables.