El pasado sábado por la mañana, un oso de aproximadamente un metro de longitud atacó a un empleado de 47 años en un supermercado de la prefectura de Akita, Japón. La víctima, que sufrió lesiones faciales y en otras partes del cuerpo, fue auxiliada por otro empleado y refugiada en una zona de almacenamiento antes de que se llamara a la policía. Afortunadamente, las heridas del hombre no son consideradas mortales.
Tras el ataque, el oso se refugió en el supermercado, lo que llevó a las autoridades a un enfrentamiento de tres días para capturarlo. Inicialmente, el animal consumió grandes cantidades de carne y las trampas colocadas en las entradas del establecimiento no dieron resultado. Se utilizó un dron con el objetivo de localizar al oso, cuya presencia había sido reportada en varios avistamientos previos cerca del centro de la ciudad de Akita. Finalmente, el lunes por la mañana, el oso fue atraído a una trampa con miel, manzanas y pan, donde fue anestesiado antes de ser sacrificado.
En el último año, Japón ha registrado 219 incidentes relacionados con osos, un número que ha provocado seis muertes, la mayor cifra desde que se llevan registros nacionales. Estos ataques se distribuyeron en 19 de las 47 prefecturas del país. Factores como la fluctuación en las cosechas de alimentos esenciales para los osos y la despoblación rural han influido en el incremento de estos encuentros. Además, la disminución de la población infantil ha reducido el ruido que normalmente ahuyenta a estos animales.
La prefectura de Akita ya había presenciado incidentes similares el año pasado. Uno de ellos involucró a un hombre que perdió parte de una oreja tras encontrarse con un oso en su garaje, mientras que otro incidente reportó varios ataques en una parada de autobús.
Estas situaciones se enmarcan en un contexto de creciente población de osos en Japón. Las estimaciones indican que hay alrededor de 44,000 osos negros en el país, comparado con los 15,000 estimados en 2012. Esta cifra no incluye los aproximadamente 12,000 osos pardos Ussuri en Hokkaido, cuya población ha más que duplicado desde 1990. Las autoridades y expertos señalan que se requiere una mayor conciencia y medidas preventivas para mitigar los riesgos de encuentros entre humanos y osos.