El 5 de abril de 2025, Laura Sarabia, canciller de Colombia, rechazó con firmeza las declaraciones de Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien aseguró que el presidente Gustavo Petro había mostrado simpatía hacia el Tren de Aragua, una peligrosa organización criminal. Las acusaciones se basaron en comentarios supuestamente realizados durante una reunión entre Noem y Petro el pasado 27 de marzo en la Casa de Nariño.
La reunión entre ambas autoridades tuvo como objetivo la discusión de temas prioritarios como el narcotráfico, la migración, la seguridad regional y la repatriación de ciudadanos colombianos. Sin embargo, en una entrevista posterior en el canal estadounidense Newsmax, Noem describió la conversación como “difícil” y aseguró que Petro dedicó aproximadamente 30 minutos a criticar al expresidente Donald Trump. Además, afirmó que el mandatario colombiano calificó a los miembros del Tren de Aragua como personas que “necesitaban más amor y comprensión” e incluso los mencionó como amigos.
Sobre la afirmación de Noem de que durante los primeros 30 minutos de la reunión criticó a Trump, Petro afirmó: “No es cierto que duré treinta minutos hablando contra Trump, solo contesté las preguntas que ella me hizo sobre el Tren de Aragua y dije lo que pensaba y sigo pensando. Hablamos de los temas que tienen que ver con nosotros, no de los temas de Estados Unidos. Trump ha sido elegido por el pueblo norteamericano y ese no es el problema del presidente de Colombia”.
En respuesta, Gustavo Petro negó categóricamente las aseveraciones de Noem. El presidente colombiano aclaró que expresó su posición únicamente cuando se le preguntó sobre el Tren de Aragua y desmintió haber hecho cualquier declaración que sugiriera simpatía hacia la organización criminal. Petro también vinculó las palabras de Noem con otros asuntos bilaterales, como la reciente decisión de Colombia de adquirir aviones Saab 39 Gripen de fabricación sueca para sustituir la flota de Kfir, lo que podría haber incomodado a la administración estadounidense.
Ante la polémica generada, la Cancillería colombiana, liderada por Sarabia, emitió un comunicado oficial defendiendo el compromiso incuestionable del gobierno de Petro en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. En el documento, se resalta que Colombia ha sido históricamente una víctima del narcotráfico y que el actual gobierno ha demostrado su determinación en combatir este flagelo tanto a nivel nacional como regional. La Cancillería insistió en que las relaciones bilaterales entre los dos países deben basarse en la confianza mutua y pidió evitar generalizaciones y declaraciones infundadas.
El comunicado también destacó la necesidad de fortalecer la cooperación internacional para abordar desafíos compartidos como el crimen organizado transnacional y las políticas migratorias responsables. La Cancillería subrayó que Colombia sigue trabajando activamente con sus aliados internacionales para garantizar la seguridad en la región y la estabilidad diplomática.
Este episodio ha generado tensiones en las relaciones entre Bogotá y Washington. Los desacuerdos sobre cuestiones de seguridad y narcotráfico han sido recurrentes en el pasado, particularmente durante administraciones estadounidenses con enfoques estrictos en la lucha contra las drogas, como la de Trump. Las afirmaciones de Noem y la respuesta de Colombia reafirman lo compleja y delicada que puede ser la diplomacia entre ambos países, especialmente en contextos que involucran la seguridad regional.
La flota Kfir que Colombia planea reemplazar con los aviones Saab 39 Gripen de Suecia fue introducida al servicio en los años 80 y se encuentra obsoleta, lo que representa un tema importante de modernización para las fuerzas armadas de la nación.