En un ensayo publicado en el New York Times, Brent Neiman, economista y exfuncionario del Tesoro durante el gobierno de Joe Biden, expresó su desacuerdo con los métodos utilizados por la administración Trump para justificar su régimen arancelario. La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos citó un artículo académico coescrito por Neiman para respaldar sus tasas arancelarias, pero según el economista, el gobierno malinterpretó e implementó incorrectamente los hallazgos de la investigación.
La administración Trump introdujo un régimen arancelario con tasas significativamente altas como parte de su estrategia para eliminar déficits comerciales con cada uno de sus socios comerciales. Sin embargo, Neiman destaca que la metodología empleada por el gobierno contenía defectos fundamentales. Uno de los errores mencionados se basa en asumir que todos los déficits comerciales indican proteccionismo o competencia desleal, cuando en realidad estos desequilibrios pueden surgir debido a diferencias en ventajas comparativas, recursos naturales o niveles de desarrollo entre países.
El ensayo señala además que el cálculo de los aranceles implementado por la Casa Blanca presentaba otras fallas significativas. Por ejemplo, subestimaba el efecto que los aranceles tienen sobre las exportaciones estadounidenses e ignoraba el impacto potencial de represalias comerciales y fluctuaciones en la demanda de importaciones de otros países. Más alarmante aún, el gobierno utilizó en su fórmula un valor del 25% para la tasa de traspaso, un indicador que muestra cuánto aumentan los precios de importación en respuesta a los aranceles. Este porcentaje, según señala Neiman, no se basó en su investigación, la cual había llegado a una tasa aproximada del 95% en un estudio de los aranceles aplicados a exportaciones chinas entre 2018 y 2019. De haberse tomado este dato correctamente, las tasas arancelarias resultantes habrían sido casi un 75% menores.
Neiman también explicó que los aranceles recíprocos anunciados por la administración Trump elevaron el promedio de las tasas arancelarias a su nivel más alto en más de un siglo, afectando a no solo grandes economías como China y Europa, sino también a países en desarrollo como Jordania y Zambia. Según él, los aranceles presentados fueron desproporcionados en magnitud y formulados con cálculos dudosos.
La metodología arancelaria discutida en la publicación tiene implicaciones significativas para los trabajadores, las empresas y los mercados, lo que resalta la necesidad de mayor precisión y transparencia en dichas políticas. Brent Neiman concluye que las cifras deben reevaluarse con base en hallazgos más rigurosos o, en el mejor de los casos, que la política sea reemplazada por completo.
Los tipos arancelarios promedio mencionados en el régimen de Trump alcanzaron niveles no vistos en más de 100 años, situándose en uno de los puntos más altos en toda la historia económica de Estados Unidos.