Un caso médico excepcional relacionado con una infección por la bacteria Brucella suis fue reportado en Florida y se centró en un hombre de 77 años quien, tras consumir y manipular carne de cerdo salvaje cruda en 2017, desarrolló una infección compleja que pasó inadvertida durante años. La enfermedad, documentada en un estudio de caso liderado por José Rodríguez, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Florida, ofrece importantes lecciones sobre infecciones zoonóticas y los retos diagnósticos que estas plantean.
El afectado presentó sus primeros síntomas graves en 2019, dos años después de haber estado expuesto a la carne contaminada. Dicha sintomatología incluyó fiebre, dolor intermitente, acumulación de líquido y endurecimiento cutáneo en el lado izquierdo del pecho. Tras múltiples hospitalizaciones y pruebas de laboratorio, los cultivos sanguíneos no lograron detectar inicialmente la presencia de Brucella suis, lo que condujo a diagnósticos erróneos y a tratamientos con antibióticos no efectivos.
La infección progresó al tejido muscular del ventrículo izquierdo y al sistema médico implantable del paciente, específicamente un desfibrilador cardiaco que había sido previamente instalado. En 2020, luego de la persistencia de los síntomas, los médicos removieron el dispositivo implantado. Análisis posteriores confirmaron que el desfibrilador estaba contaminado con Brucella suis. Se trató de uno de los pocos casos recopilados en la literatura médica en los que esta bacteria afecta a un dispositivo cardiaco implantado.
Para tratar esta infección bacteriana severa, se emplearon antibióticos específicos, entre ellos doxiciclina y rifampicina, durante un período de seis semanas. Al finalizar esta terapia, los cultivos de sangre arrojaron resultados negativos, indicando la erradicación de la bacteria. Posteriormente, cuatro meses después de la extracción del desfibrilador contaminado, se le implantó al paciente un dispositivo nuevo. Tres años después de la reimplantación, no se han encontrado signos clínicos de brucelosis en sus análisis.
La brucelosis, considerada la infección bacteriana zoonótica más prevalente en el mundo, afecta mayormente a animales de granja como ganado, cabras, ovejas y cerdos. En Estados Unidos, los cerdos salvajes son la principal fuente de contagio de Brucella suis. Solo en el estado de Florida, se estima que hay una población de más de un millón de cerdos salvajes, lo que convierte esta región en un entorno propicio para la diseminación de esta bacteria. Sin embargo, la incidencia en humanos sigue siendo baja y se circunscribe principalmente a quienes tienen contacto directo con animales infectados o carne contaminada.
Un aspecto destacado del estudio fue la extrema rareza del caso en la población de pacientes con dispositivos médicos. De acuerdo con un análisis que abarcó tres décadas y evaluó a 5,287 personas con desfibriladores, solo un individuo presentó una infección atribuible a Brucella, similar al paciente de Florida.
El informe también subraya que las infecciones por Brucella suis pueden permanecer inactivas en el interior de las células inmunitarias humanas durante largos períodos, lo que complica significativamente su diagnóstico y tratamiento. En este caso, la bacteria fue inicialmente identificada de forma errónea como Ochrobactrum anthropi, lo que evidencia la necesidad de procedimientos de identificación más precisos.
Asimismo, los especialistas enfatizan la importancia de las prácticas de seguridad alimentaria y la manipulación adecuada de productos derivados de animales para prevenir infecciones zoonóticas. Entre las recomendaciones, destacan el uso de equipo de protección personal y la cocción completa de la carne para reducir riesgos.
El estudio reafirma los peligros asociados con el contacto directo con carne de animales salvajes y llama la atención sobre la necesidad urgente de capacitación médica para enfrentar este tipo de infecciones raras. Además, plantea un recordatorio para los consumidores sobre las prácticas alimentarias seguras y los peligros del consumo de productos animales sin la preparación adecuada.
Un caso médico excepcional relacionado con una infección por la bacteria Brucella suis fue reportado en Florida y se centró en un hombre de 77 años quien, tras consumir y manipular carne de cerdo salvaje cruda en 2017, desarrolló una infección compleja que pasó inadvertida durante años. La enfermedad, documentada en un estudio de caso liderado por José Rodríguez, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Florida, ofrece importantes lecciones sobre infecciones zoonóticas y los retos diagnósticos que estas plantean.
El afectado presentó sus primeros síntomas graves en 2019, dos años después de haber estado expuesto a la carne contaminada. Dicha sintomatología incluyó fiebre, dolor intermitente, acumulación de líquido y endurecimiento cutáneo en el lado izquierdo del pecho. Tras múltiples hospitalizaciones y pruebas de laboratorio, los cultivos sanguíneos no lograron detectar inicialmente la presencia de Brucella suis, lo que condujo a diagnósticos erróneos y a tratamientos con antibióticos no efectivos.
La infección progresó al tejido muscular del ventrículo izquierdo y al sistema médico implantable del paciente, específicamente un desfibrilador cardiaco que había sido previamente instalado. En 2020, luego de la persistencia de los síntomas, los médicos removieron el dispositivo implantado. Análisis posteriores confirmaron que el desfibrilador estaba contaminado con Brucella suis. Se trató de uno de los pocos casos recopilados en la literatura médica en los que esta bacteria afecta a un dispositivo cardiaco implantado.
Para tratar esta infección bacteriana severa, se emplearon antibióticos específicos, entre ellos doxiciclina y rifampicina, durante un período de seis semanas. Al finalizar esta terapia, los cultivos de sangre arrojaron resultados negativos, indicando la erradicación de la bacteria. Posteriormente, cuatro meses después de la extracción del desfibrilador contaminado, se le implantó al paciente un dispositivo nuevo. Tres años después de la reimplantación, no se han encontrado signos clínicos de brucelosis en sus análisis.
La brucelosis, considerada la infección bacteriana zoonótica más prevalente en el mundo, afecta mayormente a animales de granja como ganado, cabras, ovejas y cerdos. En Estados Unidos, los cerdos salvajes son la principal fuente de contagio de Brucella suis. Solo en el estado de Florida, se estima que hay una población de más de un millón de cerdos salvajes, lo que convierte esta región en un entorno propicio para la diseminación de esta bacteria. Sin embargo, la incidencia en humanos sigue siendo baja y se circunscribe principalmente a quienes tienen contacto directo con animales infectados o carne contaminada.
Un aspecto destacado del estudio fue la extrema rareza del caso en la población de pacientes con dispositivos médicos. De acuerdo con un análisis que abarcó tres décadas y evaluó a 5,287 personas con desfibriladores, solo un individuo presentó una infección atribuible a Brucella, similar al paciente de Florida.
El informe también subraya que las infecciones por Brucella suis pueden permanecer inactivas en el interior de las células inmunitarias humanas durante largos períodos, lo que complica significativamente su diagnóstico y tratamiento. En este caso, la bacteria fue inicialmente identificada de forma errónea como Ochrobactrum anthropi, lo que evidencia la necesidad de procedimientos de identificación más precisos.
Asimismo, los especialistas enfatizan la importancia de las prácticas de seguridad alimentaria y la manipulación adecuada de productos derivados de animales para prevenir infecciones zoonóticas. Entre las recomendaciones, destacan el uso de equipo de protección personal y la cocción completa de la carne para reducir riesgos.
El estudio reafirma los peligros asociados con el contacto directo con carne de animales salvajes y llama la atención sobre la necesidad urgente de capacitación médica para enfrentar este tipo de infecciones raras. Además, plantea un recordatorio para los consumidores sobre las prácticas alimentarias seguras y los peligros del consumo de productos animales sin la preparación adecuada.