Salud

Hallan proteína clave que podría impulsar nuevas terapias para el chordoma, un raro cáncer óseo

El profesor Paul Workman lidera un notable avance en el tratamiento del chordoma, un cáncer óseo raro que afecta a 1 de cada 1,000,000 de personas al año. Su investigación identifica la proteína brachyury como crucial para la supervivencia de este tumor maligno, abriendo nuevas posibilidades en la lucha contra esta enfermedad.

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Hallan proteína clave que podría impulsar nuevas terapias para el chordoma, un raro cáncer óseo

El profesor Paul Workman lidera un notable avance en el tratamiento del chordoma, un cáncer óseo raro que afecta a 1 de cada 1,000,000 de personas al año. Su investigación identifica la proteína brachyury como crucial para la supervivencia de este tumor maligno, abriendo nuevas posibilidades en la lucha contra esta enfermedad.

“Hemos proporcionado el primer paso significativo para desarrollar tratamientos efectivos contra el chordoma al identificar objetivos claros en la proteína brachyury”

– Comentó el profesor Paul Workman.

15/2/2025

El chordoma, un raro tipo de cáncer óseo que se desarrolla a partir de los restos de la notocorda, afecta aproximadamente a 1 de cada 1,000,000 de personas al año. Este tumor maligno, conocido por su alta tasa de recurrencia, tiene una supervivencia media de 7.7 años pese a los tratamientos actuales, que incluyen cirugía, radioterapia y quimioterapia, lo que pone de manifiesto la necesidad de terapias más efectivas.

El equipo liderado por el profesor Paul Workman, con la colaboración de investigadores de las universidades de Oxford y Carolina del Norte, realizó un avance clave al estudiar a fondo la proteína brachyury, identificada como esencial para la supervivencia de las células de chordoma. Gracias a la tecnología de rayos X del Diamond Light Source, una herramienta de alta precisión, los científicos lograron analizar la estructura de la proteína a nivel molecular, localizando múltiples sitios en su superficie que podrían ser blanco para el desarrollo de futuros fármacos.

El trabajo detalla cómo esta proteína está no solo implicada en el chordoma, sino también en otros cánceres epiteliales al promover la transición epitelial-mesenquimal y facilitar la metástasis. La investigación, publicada en la revista Nature Communications, identificó 29 fragmentos químicos que se unen a la brachyury en seis diferentes grupos. Estos fragmentos marcan un punto de partida crucial para la creación de moléculas más potentes que inhiban esta proteína.

El mecanismo de acción propuesto por el equipo usa la tecnología de degradación de proteínas dirigida (TPD). Este enfoque implica un fármaco que une la proteína objetivo al sistema natural de eliminación celular, provocando su destrucción. Según los investigadores, este avance no solo promete mejoras en el tratamiento del chordoma, sino que también podría aplicarse a otros tipos de cáncer donde la brachyury desempeña un papel importante.

Entre los hallazgos destaca la variante G177D de la brachyury, observada en varias líneas celulares de chordoma. Aunque esta mutación no afecta significativamente su capacidad para unirse al ADN, su presencia resulta relevante para la comprensión de la enfermedad.

El reto ahora se centra en convertir estas observaciones en tratamientos concretos. Los próximos pasos incluyen optimizar los fármacos en desarrollo y probar su efectividad en líneas celulares de chordoma y en modelos animales. Esto podría tomar hasta cinco años antes de proceder a ensayos clínicos en humanos.

La investigación no solo busca mejorar las terapias contra el chordoma, sino también responder a las históricas dificultades de tratar este cáncer, caracterizado por su resistencia a métodos convencionales. Este avance ofrece una esperanza tangible para los pacientes que enfrentan esta rara enfermedad. El chordoma, a pesar de su rareza, brinda pistas sobre otros cánceres más comunes debido al papel clave de la proteína brachyury en la metástasis, posicionando a este avance como un doble golpe en la lucha contra el cáncer.

Algo Curioso

“Hemos proporcionado el primer paso significativo para desarrollar tratamientos efectivos contra el chordoma al identificar objetivos claros en la proteína brachyury”

– Comentó el profesor Paul Workman.

Feb 15, 2025
Colglobal News

El chordoma, un raro tipo de cáncer óseo que se desarrolla a partir de los restos de la notocorda, afecta aproximadamente a 1 de cada 1,000,000 de personas al año. Este tumor maligno, conocido por su alta tasa de recurrencia, tiene una supervivencia media de 7.7 años pese a los tratamientos actuales, que incluyen cirugía, radioterapia y quimioterapia, lo que pone de manifiesto la necesidad de terapias más efectivas.

El equipo liderado por el profesor Paul Workman, con la colaboración de investigadores de las universidades de Oxford y Carolina del Norte, realizó un avance clave al estudiar a fondo la proteína brachyury, identificada como esencial para la supervivencia de las células de chordoma. Gracias a la tecnología de rayos X del Diamond Light Source, una herramienta de alta precisión, los científicos lograron analizar la estructura de la proteína a nivel molecular, localizando múltiples sitios en su superficie que podrían ser blanco para el desarrollo de futuros fármacos.

El trabajo detalla cómo esta proteína está no solo implicada en el chordoma, sino también en otros cánceres epiteliales al promover la transición epitelial-mesenquimal y facilitar la metástasis. La investigación, publicada en la revista Nature Communications, identificó 29 fragmentos químicos que se unen a la brachyury en seis diferentes grupos. Estos fragmentos marcan un punto de partida crucial para la creación de moléculas más potentes que inhiban esta proteína.

El mecanismo de acción propuesto por el equipo usa la tecnología de degradación de proteínas dirigida (TPD). Este enfoque implica un fármaco que une la proteína objetivo al sistema natural de eliminación celular, provocando su destrucción. Según los investigadores, este avance no solo promete mejoras en el tratamiento del chordoma, sino que también podría aplicarse a otros tipos de cáncer donde la brachyury desempeña un papel importante.

Entre los hallazgos destaca la variante G177D de la brachyury, observada en varias líneas celulares de chordoma. Aunque esta mutación no afecta significativamente su capacidad para unirse al ADN, su presencia resulta relevante para la comprensión de la enfermedad.

El reto ahora se centra en convertir estas observaciones en tratamientos concretos. Los próximos pasos incluyen optimizar los fármacos en desarrollo y probar su efectividad en líneas celulares de chordoma y en modelos animales. Esto podría tomar hasta cinco años antes de proceder a ensayos clínicos en humanos.

La investigación no solo busca mejorar las terapias contra el chordoma, sino también responder a las históricas dificultades de tratar este cáncer, caracterizado por su resistencia a métodos convencionales. Este avance ofrece una esperanza tangible para los pacientes que enfrentan esta rara enfermedad. El chordoma, a pesar de su rareza, brinda pistas sobre otros cánceres más comunes debido al papel clave de la proteína brachyury en la metástasis, posicionando a este avance como un doble golpe en la lucha contra el cáncer.

El chordoma, un raro tipo de cáncer óseo que se desarrolla a partir de los restos de la notocorda, afecta aproximadamente a 1 de cada 1,000,000 de personas al año. Este tumor maligno, conocido por su alta tasa de recurrencia, tiene una supervivencia media de 7.7 años pese a los tratamientos actuales, que incluyen cirugía, radioterapia y quimioterapia, lo que pone de manifiesto la necesidad de terapias más efectivas.

El equipo liderado por el profesor Paul Workman, con la colaboración de investigadores de las universidades de Oxford y Carolina del Norte, realizó un avance clave al estudiar a fondo la proteína brachyury, identificada como esencial para la supervivencia de las células de chordoma. Gracias a la tecnología de rayos X del Diamond Light Source, una herramienta de alta precisión, los científicos lograron analizar la estructura de la proteína a nivel molecular, localizando múltiples sitios en su superficie que podrían ser blanco para el desarrollo de futuros fármacos.

El trabajo detalla cómo esta proteína está no solo implicada en el chordoma, sino también en otros cánceres epiteliales al promover la transición epitelial-mesenquimal y facilitar la metástasis. La investigación, publicada en la revista Nature Communications, identificó 29 fragmentos químicos que se unen a la brachyury en seis diferentes grupos. Estos fragmentos marcan un punto de partida crucial para la creación de moléculas más potentes que inhiban esta proteína.

El mecanismo de acción propuesto por el equipo usa la tecnología de degradación de proteínas dirigida (TPD). Este enfoque implica un fármaco que une la proteína objetivo al sistema natural de eliminación celular, provocando su destrucción. Según los investigadores, este avance no solo promete mejoras en el tratamiento del chordoma, sino que también podría aplicarse a otros tipos de cáncer donde la brachyury desempeña un papel importante.

Entre los hallazgos destaca la variante G177D de la brachyury, observada en varias líneas celulares de chordoma. Aunque esta mutación no afecta significativamente su capacidad para unirse al ADN, su presencia resulta relevante para la comprensión de la enfermedad.

El reto ahora se centra en convertir estas observaciones en tratamientos concretos. Los próximos pasos incluyen optimizar los fármacos en desarrollo y probar su efectividad en líneas celulares de chordoma y en modelos animales. Esto podría tomar hasta cinco años antes de proceder a ensayos clínicos en humanos.

La investigación no solo busca mejorar las terapias contra el chordoma, sino también responder a las históricas dificultades de tratar este cáncer, caracterizado por su resistencia a métodos convencionales. Este avance ofrece una esperanza tangible para los pacientes que enfrentan esta rara enfermedad. El chordoma, a pesar de su rareza, brinda pistas sobre otros cánceres más comunes debido al papel clave de la proteína brachyury en la metástasis, posicionando a este avance como un doble golpe en la lucha contra el cáncer.

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