American Airlines fue pionera en Estados Unidos al introducir tarifas por equipaje facturado en 2008, comenzando con un costo de $15, cifra que hoy asciende a $40. En el contexto de sostenibilidad y reducción de costos de combustible, la propuesta de cobrar a los pasajeros de acuerdo con su peso total vuelve a ganar terreno.
Un estudio reciente de la Universidad de New Hampshire, que encuesta a 1,012 adultos estadounidenses que volaron recientemente, arroja luz sobre la aceptación y rechazo de estas políticas. El 60.2% de los encuestados eran hombres y el 70.5% tenía más de 36 años. Se analizaron tres políticas de precios específicas:
1. Política estándar: Incluye 50 lb (23 kg) de equipaje facturado y un equipaje de mano.
2. Política de peso umbral: Incluye 50 lb de equipaje facturado y un equipaje de mano y un recargo por cada libra adicional para pasajeros que superen las 160 lb (72.6 kg).
3. Política de peso unitario: El precio del boleto se calcula en función del peso total del pasajero y su equipaje.
Los resultados muestran que el 42.1% de los encuestados con peso inferior a 160 lb apoya la política de peso unitario, en comparación con el 26.3% de aquellos que superan ese peso. El 50.2% de los participantes más pesados prefirió mantener la política estándar, mientras que un 71.7% de los pasajeros que pesaban menos de 160 lb están a favor de tarificaciones que consideren el peso corporal.
Entre los pasajeros que pesan más de 220 lb (100 kg), el 22.1% eligió la política de peso umbral. Sin embargo, cerca del 60% expresó preocupaciones éticas sobre la equidad de estas políticas, destacando la potencial discriminación basada en factores como la nutrición y el ingreso.
El uso de tarifas basadas en el peso no es nuevo a nivel mundial; por ejemplo, Malaysia Airlines cobra $30 por cada kilogramo adicional de equipaje facturado, lo que supone $480 por una maleta de 15 kg (33 lb) en vuelos desde Asia a EE. UU. o Europa.
La investigación concluye que, a pesar de la resistencia generalizada, ciertos grupos, como los pasajeros más jóvenes y aquellos con mayores ingresos, muestran mayor receptividad a estas políticas. Las tarifas por peso no solo afectan a los pasajeros. Por ejemplo, Alaska Airlines ya utiliza el método de peso para calcular el costo del transporte de carga y equipaje en aviones pequeños, adaptándose a las condiciones climáticas y geográficas.
La industria de las aerolíneas, responsable del 2.5% de las emisiones globales que contribuyen al calentamiento del planeta, sigue buscando soluciones que equilibren la sostenibilidad ambiental con la equidad para los pasajeros. La discusión sobre tarifas basadas en el peso continúa siendo un tema candente y controvertido, con diversos actores involucrados en la búsqueda de una solución justa y sostenible.