El cambio climático ha comenzado a manifestarse de manera concreta en la producción y calidad de los chiles picantes a nivel mundial. Ken Koh, propietario de Nanyang Sauce en Singapur, ha reportado una disminución del 25% en la producción de sus salsas de chile debido a problemas relacionados con el clima. Esta situación ha obligado a la empresa a discontinuar un set de regalo popular, “Spice of Life”, ante la falta de insumos de calidad.
Uno de los impactos más notables del cambio climático ha sido la manifestación de climas extremos en las principales regiones productoras de chiles. Este fenómeno no solo ha provocado aumento en los precios y en la suavidad del sabor de los pimientos, sino que también ha afectado otros productos alimenticios, como el café y el kimchi. Científicos advierten que estos cambios son de largo plazo y seguirán afectando la producción agrícola global.
El comercio de chiles es un mercado significativo con un valor estimado de 9 mil millones de dólares anuales. Según la FAO, Asia representa casi el 70% del suministro global, con aproximadamente 4,000 variedades de chiles cultivados, incluyendo jalapeño, habanero y bird’s eye. La capsaicina, el compuesto responsable de la pungencia de los chiles, se diluye en condiciones de humedad elevada, afectando directamente el nivel de picante de los frutos.
El cambio climático ha alterado las condiciones ideales de cultivo, normalmente temperaturas entre 25°C y 30°C (77°F y 86°F), aumentando la frecuencia de sequías y lluvias extremas. Un ejemplo puntual es la sequía severa en México que causó escasez de jalapeños rojos durante el invierno, forzando a Huy Fong Foods a detener su producción en mayo. En China, el mayor productor de chiles del mundo, los precios mayoristas de chiles rojos alcanzaron un máximo de dos años en octubre debido a tifones e inundaciones.
Los efectos del cambio climático también se reflejan en los costos adicionales para los restaurantes. En Singapur, el restaurante Un-Yang-Kor-Dai ha tenido que pagar al menos $1 (75 centavos de dólar estadounidense) más por kilogramo de chiles picantes debido a las recientes inundaciones, aumentando sus costos operativos.
En respuesta, científicos están investigando nuevas variedades de chiles que sean más resistentes al cambio climático, y chefs están ajustando sus recetas y mezclas para adaptarse a los cambios en el sabor, comprando hasta un 20% más de stock para compensar por la menor intensidad de picante.
La situación evidencia no solo un desafío agrícola sino también gastronómico, donde tanto productores como consumidores deben adaptarse a las nuevas realidades impuestas por el cambio climático. Estas medidas de adaptación son esenciales para preservar la calidad y la tradición culinaria en un contexto de cambio climático.