Ciencia

Estudio alerta sobre el impacto de los bloqueadores solares en los ecosistemas marinos y urge más investigación

Un informe reciente destaca la urgente necesidad de nuevas investigaciones sobre los bloqueadores solares, cuyos compuestos químicos están dañando los ecosistemas marinos. Estas sustancias contribuyen al blanqueamiento de corales, reducen la fertilidad de los peces y plantean riesgos ecotoxicológicos en una escala global.

Ciencia

Estudio alerta sobre el impacto de los bloqueadores solares en los ecosistemas marinos y urge más investigación

Un informe reciente destaca la urgente necesidad de nuevas investigaciones sobre los bloqueadores solares, cuyos compuestos químicos están dañando los ecosistemas marinos. Estas sustancias contribuyen al blanqueamiento de corales, reducen la fertilidad de los peces y plantean riesgos ecotoxicológicos en una escala global.

“Es alarmante la falta de estudios específicos sobre los efectos ecotoxicológicos de los filtros UV en organismos marinos, considerando los múltiples estresores que ya enfrentan estos ecosistemas”

– Subrayan los investigadores en su revisión.

3/3/2025

Una revisión publicada en la revista científica Marine Pollution Bulletin ha encendido las alarmas en la comunidad ambiental debido a los daños asociados con los compuestos químicos presentes en los bloqueadores solares, conocidos como filtros ultravioleta (UV). Estos productos, diseñados para proteger la piel humana de la radiación solar, se han convertido en una creciente amenaza para los ecosistemas marinos.

Se estima que entre 6,000 y 14,000 toneladas de filtros UV se depositan en zonas de arrecifes de coral cada año. Según un estudio incluido en la revisión, una playa con mil visitantes puede recibir hasta 35 kilos de bloqueador solar en un solo día, suponiendo que el 50 % de la aplicación inicial ingresa al agua. Los efectos de estas sustancias incluyen el blanqueamiento de corales y deformidades, además de una preocupante disminución en la fertilidad de peces.

El compuesto más destacado es el benzofenona-3, clasificado como persistente, bioacumulativo y tóxico. Este químico, ampliamente utilizado en productos cosméticos y bloqueadores solares, está bajo investigación por sus posibles efectos como disruptor hormonal, según la Agencia Europea de Sustancias Químicas.

La contaminación por filtros UV no se limita a los ambientes costeros. Según el informe, estas sustancias han sido encontradas en áreas remotas como la Antártida, demostrando su globalidad como contaminantes. Pueden llegar al océano directamente a través de actividades humanas como nadar y, de forma indirecta, mediante duchas de playa o incluso desde toallas impregnadas con bloqueador solar.

Un análisis exhaustivo de más de 110 publicaciones revela que las tecnologías tradicionales de tratamiento de aguas residuales, incluida la ozonización, muestran serias limitaciones para reducir la toxicidad de los filtros solares UV. Además, su impacto se extiende hacia ámbitos agrícolas, donde el agua reciclada usada como fertilizante puede transferir estos compuestos hacia ambientes acuáticos a través de escorrentías.

El daño potencial de estas sustancias químicas no se limita al medio ambiente marino. Los investigadores destacan la posibilidad de bioacumulación de los filtros UV a lo largo de la cadena alimentaria, una problemática cuyas dimensiones aún no se comprenden completamente. Esto se suma al agravamiento de otros desafíos que enfrentan los ecosistemas marinos, como el calentamiento global y la acidificación de los océanos.

El mercado global de bloqueadores solares, con ventas proyectadas de 13.6 mil millones de dólares para 2028, sigue creciendo rápidamente. Sin embargo, los expertos coinciden en que la sostenibilidad y la salud ambiental deben volverse prioridades. "La comprensión actual de los efectos químicos de los bloqueadores sobre los organismos marinos sigue siendo limitada, pero las evidencias que tenemos son suficientes para llamar a una acción urgente," concluyen los autores del informe.

A pesar de su origen reciente como un problema ambiental, las partículas químicas provenientes de bloqueadores solares han sido detectadas en lugares insospechados, incluso en la Antártida, donde las bajas temperaturas no impiden la presencia de estos contaminantes.

Algo Curioso

“Es alarmante la falta de estudios específicos sobre los efectos ecotoxicológicos de los filtros UV en organismos marinos, considerando los múltiples estresores que ya enfrentan estos ecosistemas”

– Subrayan los investigadores en su revisión.

Mar 3, 2025
Colglobal News

Una revisión publicada en la revista científica Marine Pollution Bulletin ha encendido las alarmas en la comunidad ambiental debido a los daños asociados con los compuestos químicos presentes en los bloqueadores solares, conocidos como filtros ultravioleta (UV). Estos productos, diseñados para proteger la piel humana de la radiación solar, se han convertido en una creciente amenaza para los ecosistemas marinos.

Se estima que entre 6,000 y 14,000 toneladas de filtros UV se depositan en zonas de arrecifes de coral cada año. Según un estudio incluido en la revisión, una playa con mil visitantes puede recibir hasta 35 kilos de bloqueador solar en un solo día, suponiendo que el 50 % de la aplicación inicial ingresa al agua. Los efectos de estas sustancias incluyen el blanqueamiento de corales y deformidades, además de una preocupante disminución en la fertilidad de peces.

El compuesto más destacado es el benzofenona-3, clasificado como persistente, bioacumulativo y tóxico. Este químico, ampliamente utilizado en productos cosméticos y bloqueadores solares, está bajo investigación por sus posibles efectos como disruptor hormonal, según la Agencia Europea de Sustancias Químicas.

La contaminación por filtros UV no se limita a los ambientes costeros. Según el informe, estas sustancias han sido encontradas en áreas remotas como la Antártida, demostrando su globalidad como contaminantes. Pueden llegar al océano directamente a través de actividades humanas como nadar y, de forma indirecta, mediante duchas de playa o incluso desde toallas impregnadas con bloqueador solar.

Un análisis exhaustivo de más de 110 publicaciones revela que las tecnologías tradicionales de tratamiento de aguas residuales, incluida la ozonización, muestran serias limitaciones para reducir la toxicidad de los filtros solares UV. Además, su impacto se extiende hacia ámbitos agrícolas, donde el agua reciclada usada como fertilizante puede transferir estos compuestos hacia ambientes acuáticos a través de escorrentías.

El daño potencial de estas sustancias químicas no se limita al medio ambiente marino. Los investigadores destacan la posibilidad de bioacumulación de los filtros UV a lo largo de la cadena alimentaria, una problemática cuyas dimensiones aún no se comprenden completamente. Esto se suma al agravamiento de otros desafíos que enfrentan los ecosistemas marinos, como el calentamiento global y la acidificación de los océanos.

El mercado global de bloqueadores solares, con ventas proyectadas de 13.6 mil millones de dólares para 2028, sigue creciendo rápidamente. Sin embargo, los expertos coinciden en que la sostenibilidad y la salud ambiental deben volverse prioridades. "La comprensión actual de los efectos químicos de los bloqueadores sobre los organismos marinos sigue siendo limitada, pero las evidencias que tenemos son suficientes para llamar a una acción urgente," concluyen los autores del informe.

A pesar de su origen reciente como un problema ambiental, las partículas químicas provenientes de bloqueadores solares han sido detectadas en lugares insospechados, incluso en la Antártida, donde las bajas temperaturas no impiden la presencia de estos contaminantes.

Una revisión publicada en la revista científica Marine Pollution Bulletin ha encendido las alarmas en la comunidad ambiental debido a los daños asociados con los compuestos químicos presentes en los bloqueadores solares, conocidos como filtros ultravioleta (UV). Estos productos, diseñados para proteger la piel humana de la radiación solar, se han convertido en una creciente amenaza para los ecosistemas marinos.

Se estima que entre 6,000 y 14,000 toneladas de filtros UV se depositan en zonas de arrecifes de coral cada año. Según un estudio incluido en la revisión, una playa con mil visitantes puede recibir hasta 35 kilos de bloqueador solar en un solo día, suponiendo que el 50 % de la aplicación inicial ingresa al agua. Los efectos de estas sustancias incluyen el blanqueamiento de corales y deformidades, además de una preocupante disminución en la fertilidad de peces.

El compuesto más destacado es el benzofenona-3, clasificado como persistente, bioacumulativo y tóxico. Este químico, ampliamente utilizado en productos cosméticos y bloqueadores solares, está bajo investigación por sus posibles efectos como disruptor hormonal, según la Agencia Europea de Sustancias Químicas.

La contaminación por filtros UV no se limita a los ambientes costeros. Según el informe, estas sustancias han sido encontradas en áreas remotas como la Antártida, demostrando su globalidad como contaminantes. Pueden llegar al océano directamente a través de actividades humanas como nadar y, de forma indirecta, mediante duchas de playa o incluso desde toallas impregnadas con bloqueador solar.

Un análisis exhaustivo de más de 110 publicaciones revela que las tecnologías tradicionales de tratamiento de aguas residuales, incluida la ozonización, muestran serias limitaciones para reducir la toxicidad de los filtros solares UV. Además, su impacto se extiende hacia ámbitos agrícolas, donde el agua reciclada usada como fertilizante puede transferir estos compuestos hacia ambientes acuáticos a través de escorrentías.

El daño potencial de estas sustancias químicas no se limita al medio ambiente marino. Los investigadores destacan la posibilidad de bioacumulación de los filtros UV a lo largo de la cadena alimentaria, una problemática cuyas dimensiones aún no se comprenden completamente. Esto se suma al agravamiento de otros desafíos que enfrentan los ecosistemas marinos, como el calentamiento global y la acidificación de los océanos.

El mercado global de bloqueadores solares, con ventas proyectadas de 13.6 mil millones de dólares para 2028, sigue creciendo rápidamente. Sin embargo, los expertos coinciden en que la sostenibilidad y la salud ambiental deben volverse prioridades. "La comprensión actual de los efectos químicos de los bloqueadores sobre los organismos marinos sigue siendo limitada, pero las evidencias que tenemos son suficientes para llamar a una acción urgente," concluyen los autores del informe.

A pesar de su origen reciente como un problema ambiental, las partículas químicas provenientes de bloqueadores solares han sido detectadas en lugares insospechados, incluso en la Antártida, donde las bajas temperaturas no impiden la presencia de estos contaminantes.

Algo Curioso

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