El pasado 30 de diciembre de 2024, el pueblo de Mukuku, en el condado de Makueni, Kenia, experimentó un evento inusual cuando un gran anillo metálico cayó del cielo alrededor de las 3 p.m. hora local. Este objeto, que pesa aproximadamente 1,100 libras (500 kilogramos) y tiene un diámetro de 8 pies (2.5 metros), impactó en una zona boscosa, aplastando árboles y arbustos, sin causar daños a personas o viviendas.
El fuerte estruendo provocado por el impacto generó pánico inicial entre los residentes, quienes pensaron que podría tratarse de una explosión o ataque. Joseph Mutua, un habitante local, explicó que al escuchar el ruido salió a investigar, encontrando el anillo pero sin rastros de un accidente automovilístico.
La Agencia Espacial de Kenia (KSA) llegó al lugar del impacto para asegurar el área y recuperar el fragmento. Ahora bajo custodia de la KSA, el objeto será objeto de una investigación más detallada. Pese a que la agencia ha informado que el anillo no representa una amenaza adicional para la comunidad, algunos residentes han manifestado su preocupación sobre los posibles daños si hubiera caído en una zona habitada.
Investigaciones preliminares sugieren que el anillo podría ser un fragmento de un cohete, específicamente un anillo de separación asociado a un lanzamiento del cohete Atlas Centaur en 2004. Este cuerpo de cohete, etiquetado como objeto 28385, había sido pronosticado para reingresar a la atmósfera terrestre el 30 de diciembre a las 21:33 UTC ± 2 horas, cruzando África durante su trayectoria. Sin embargo, el U.S. Space Force reportó que el objeto 28385 reingresó sobre el Lago Baikal en Rusia, lo que añade incertidumbre sobre el verdadero origen del anillo metálico.
Este incidente no es un caso aislado; a nivel global, se estima que existen más de 170 millones de piezas de escombros en órbita, que incluyen restos de cohetes, transbordadores espaciales y satélites inactivos. La creciente congestión de la órbita terrestre baja representa un problema significativo, tanto para los satélites como para las misiones tripuladas. Previamente, se han registrado incidentes de chatarra espacial que han impactado en lugares como Franklin, Carolina del Norte, en Estados Unidos, y en Saskatchewan, Canadá.
La comunidad internacional ha comenzado a destacar la importancia de gestionar adecuadamente estos residuos espaciales para prevenir futuros incidentes que podrían tener consecuencias más graves. Uno de los más conocidos incidentes relacionados con la chatarra espacial ocurrió en 1979 cuando la estación espacial Skylab de la NASA reingresó a la atmósfera, esparciendo restos sobre Australia sin causar heridas graves.