Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX, se encuentra en el centro de la controversia debido a su influencia masiva y la vastedad de su fortuna. Según un análisis de Alexander Hurst en The Guardian, la riqueza de Musk, si fuese medida en metros, sería suficiente para un viaje de ida y vuelta a Marte. En contraste, un millonario promedio solo podría costear un viaje de ida y vuelta entre París y Ámsterdam.
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Este nivel de concentración de riqueza, compartido por Musk y otras 14 personas con fortunas superiores a los $100 mil millones, representa una distorsión peligrosa para la democracia, equiparable a los monopolios en el mercado.
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El control que Musk ha obtenido tras su inversión de $250 millones en apoyo directo y $44 mil millones para adquirir la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, le ha permitido influir considerablemente en el algoritmo que determina el contenido visible para 300 millones de usuarios. Estudios sugieren que la manipulación de dicho algoritmo ha favorecido a usuarios con inclinaciones conservadoras, contribuyendo a la elección de Donald Trump.
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Desde la victoria de Trump, las acciones de Tesla han experimentado un incremento superior al 40%, un reflejo de la especulación de los inversores sobre un futuro favorable para la compañía. No obstante, Musk ha sido objeto de críticas por sus declaraciones controversiales respecto a los sin hogar, y su caracterización como "adictos a las drogas violentos con enfermedades mentales".
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En los últimos seis meses, Musk ha tenido un rol activo en asuntos internacionales significativos; desde ataques a jueces italianos que bloquearon detenciones de migrantes hasta la promoción de desinformación y la instigación de disturbios en el Reino Unido. Recientemente, consideró ofrecer $100 millones para interferir en la política electoral británica apoyando al partido de Nigel Farage.
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El reto de moderar contenido y combatir la desinformación en X ha llevado a Musk a enfrentarse a regulaciones legales de la Unión Europea. Las violaciones a las leyes de la UE han hecho necesaria una respuesta firme hacia sus acciones.
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La respuesta de otros multimillonarios ante Musk ha variado entre la complacencia y la resistencia. El premier de Ontario, Doug Ford, ha adoptado una postura más combativa frente al magnate. Paralelamente, un juez del tribunal supremo de Brasil, Alexandre de Moraes, tomó medidas para congelar activos de Starlink y bloqueó el acceso a X a través de proveedores de telecomunicaciones.
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El artículo de Hurst concluye con un llamado a la acción, sugiriendo que la enorme riqueza de Musk no debería permitirle evitar las responsabilidades legales ni socavar principios democráticos.