El rotífero común, integrante del filo Rotifera, ha demostrado ser un organismo fascinante tanto para los científicos como para los ecologistas. Este minúsculo invertebrado mide alrededor de 0.2 mm y es conocido como un "portador de rueda" debido a las coronas de cilios que usa para moverse y alimentarse. Una de sus características más destacadas es la capacidad de resistencia extrema, similar a la de los famosos tardígrados. Los rotíferos comunes son capaces de entrar en un estado de dormancia denominado "tun", el cual les permite sobrevivir a condiciones adversas como deshidratación, radiación, bajas temperaturas e incluso largos periodos de inanición.
La extraordinaria resiliencia del rotífero fue evidenciada en un descubrimiento reportado en Siberia, específicamente en el río Alazeya, donde investigadores encontraron un ejemplar que había permanecido congelado durante aproximadamente 24,000 años. Según análisis de datación por radiocarbono, este organismo tenía entre 23,960 y 24,485 años de antigüedad. Lo sorprendente es que, tras su descongelación, el rotífero no solo revivió, sino que también mantuvo la capacidad de reproducirse asexualmente mediante partenogénesis, proceso en el cual las hembras generan embriones sin la intervención de machos.

Además de su resistencia, el rotífero tiene un papel crucial en los ecosistemas acuáticos. Actúa como detritívoro, alimentándose de materia orgánica en descomposición, algas y bacterias, lo que contribuye significativamente al reciclaje de nutrientes y a la clarificación del agua, asegurando la sostenibilidad de los hábitats acuáticos. También es una fuente esencial de alimento para otros organismos, como los peces jóvenes.
Actualmente, hay más de 450 especies de rotíferos bdeloides descritas, y el rotífero común es especialmente valioso debido a su capacidad única para soportar condiciones inusuales. Es uno de los organismos más resistentes a la radiación en la Tierra y puede subsistir bajo niveles bajos de oxígeno, entornos ácidos y años de deshidratación extrema.
Este año, se está llevando a cabo un evento especial en que el rotífero común ha sido nominado al título de "invertebrado del año". La votación comenzó el 24 de marzo y se extenderá hasta el 2 de abril de 2025, con los resultados programados para anunciarse el 7 de abril del mismo año. Este reconocimiento subraya la importancia de estos organismos en la sostenibilidad ambiental y su contribución a la ciencia.
Más allá de su relevancia ecológica, los rotíferos siguen siendo un gran tema de interés científico debido a su potencial como indicadores de salud ambiental y porque representan un ejemplo único de evolución adaptativa. El rotífero común es tan resistente que ha sobrevivido en condiciones similares al espacio exterior, consolidando su estatus como uno de los organismos más robustos en la Tierra.