Craig y Lindsay Foreman ingresaron a Irán el 30 de diciembre de 2024 con un visado turístico obtenido en Yerevan, Armenia. Durante su viaje, habían recorrido 20.115 kilómetros a través de 13 países, registrando su aventura en redes sociales. Sin embargo, pocos días después de su entrada en territorio iraní, las autoridades locales los detuvieron en enero de 2025 en la ciudad de Kerman, acusándolos de recopilar información bajo la apariencia de turistas.
Según el portavoz judicial iraní Asghar Jahangir, la pareja había sido monitoreada por agencias provinciales de inteligencia, ya que se sospechaba que cooperaban con organizaciones afiliadas a servicios de inteligencia occidentales de países hostiles. La acusación de espionaje en Irán conlleva penas que pueden oscilar entre dos años de prisión y la pena de muerte, aunque el tratamiento de estos casos para ciudadanos extranjeros aún es ambiguo.
El Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido expresó su preocupación por la detención y trabaja estrechamente con las autoridades iraníes. Asimismo, el embajador británico en Irán, Hugo Shorter, ha visitado a los Foreman en prisión, asegurando que se brinda asistencia consular. No obstante, su caso ha generado un fuerte debate, especialmente porque la pareja hizo caso omiso a las advertencias del gobierno británico de evitar viajes a Irán debido al elevado riesgo de arresto de ciudadanos británicos y de doble nacionalidad.
Se ha señalado que estas acusaciones ocurren en un contexto de escalada de tensiones entre Irán y Occidente, fenómeno que no es inédito. Según un estudio de la Universidad de Essex, en 2022 al menos 66 ciudadanos extranjeros y de doble nacionalidad habían sido detenidos en Irán en situaciones consideradas políticamente motivadas. Esta situación provoca una creciente preocupación por los arrestos de ciudadanos extranjeros en un contexto de conflictos diplomáticos.
Los seguidores de la pareja han reaccionado con sorpresa ante las noticias, especialmente porque los Foreman habían documentado su viaje con entusiasmo. Sin embargo, este caso subraya los riesgos inherentes a visitar zonas consideradas peligrosas por las autoridades gubernamentales, como ocurrió en este caso.