El brote de ébola que golpea actualmente a Uganda ha generado alarma internacional, en parte debido a la congelación de la asistencia extranjera dirigida por la administración Trump, señalaron funcionarios de Estados Unidos en una reunión con la Embajada en Kampala el miércoles. Este brote, causado por una cepa del virus del Ébola para la cual no existen vacunas o tratamientos aprobados, ya ha provocado 12 casos confirmados, dos infecciones sospechosas y un total de cuatro muertes.

Entre las víctimas recientes están la madre y el hermano recién nacido de un niño de cuatro años fallecido la semana pasada. Ambos murieron antes que el niño, pero solo fueron identificados como casos de ébola tras ser enterrados debido a un retraso en el rastreo de contactos. Hasta el momento, 82 personas han sido identificadas como contactos cercanos de estas víctimas, de las cuales 68 permanecen en cuarentena. Sin embargo, la capacidad para rastrear contactos y vigilar nuevos casos se ha visto seriamente obstaculizada, denuncian funcionarios estadounidenses, debido a los recortes en la ayuda internacional.

Uno de los contactos estrechos ya presenta síntomas y ha sido ingresado en un pabellón de aislamiento, mientras que otro caso sospechoso está siendo monitoreado. En tanto, la falta de material sanitario, que incluye equipos de protección personal, suministros de laboratorio y herramientas de diagnóstico, afecta las capacidades del sistema de salud ugandés.

El brote fue declarado el 30 de enero tras la muerte de una enfermera de 32 años que buscó tratamiento en múltiples hospitales de Kampala, una ciudad con seis millones de habitantes, lo que aumenta el riesgo de una propagación urbana considerable. Este caso inicial también involucra visitas a un curandero tradicional en Mbale, complicando aún más el rastreo epidemiológico y subrayando las carencias estructurales.

Según una reevaluación hecha pública esta semana, solo dos de los cinco contratos internacionales cancelados, valorados colectivamente en 2,2 millones de dólares, han empezado a ser reactivados, dejando un déficit considerable de 1,6 millones de dólares. Esto afecta directamente las capacidades del Programa de Vigilancia Regional de Enfermedades y la adquisición de recursos críticos mediante subvenciones de USAID.

Por su parte, los Centros para el Control de Enfermedades de África confirmaron que el grupo de infecciones asociado al caso infantil presentaba cinco casos, tres confirmados y dos probables. La secuenciación genómica indicó que estos casos están relacionados con el virus del brote inicial. A pesar de los intentos para mitigar el brote, más de 250 contactos han sido vacunados con vacunas experimentales como medida preventiva.

La desinformación sobre la enfermedad y la poca transparencia en las respuestas oficiales constituyen retos adicionales para el gobierno de Uganda. No obstante, Henry Kyobe Bosa, epidemiólogo del Ministerio de Salud, refutó las críticas diciendo: "Trabajamos a toda máquina. Lo hicimos bien desde el principio", afirmando que se activaron medidas como el rastreo de contactos y su inclusión en listas de exclusión aérea.

Mientras tanto, la ONU lanzó esta semana un llamado de emergencia para recaudar 11,2 millones de dólares destinados a frenar la propagación del virus, en medio de preocupaciones por la competencia del sistema sanitario y las tensiones internas en el país, exacerbadas por recortes previos en la asistencia externa.

Aunque no existen vacunas aprobadas para esta cepa del ébola, más de 250 contactos ya han recibido vacunas experimentales, un método que continúa siendo evaluado científicamente para su posible efectividad.