Ciencia

Científicos japoneses crean plástico que se disuelve en agua salada sin generar microplásticos

Investigadores del instituto RIKEN en Japón han desarrollado un plástico innovador que se desintegra en un promedio de 8.5 horas al entrar en contacto con agua salada, dejando compuestos seguros como nitrógeno y fósforo sin producir microplásticos, un paso significativo hacia la reducción de la contaminación ambiental.

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Científicos japoneses crean plástico que se disuelve en agua salada sin generar microplásticos

Investigadores del instituto RIKEN en Japón han desarrollado un plástico innovador que se desintegra en un promedio de 8.5 horas al entrar en contacto con agua salada, dejando compuestos seguros como nitrógeno y fósforo sin producir microplásticos, un paso significativo hacia la reducción de la contaminación ambiental.

“La lucha contra la contaminación plástica en océanos necesita soluciones innovadoras, y este desarrollo es un gran avance”

– Indicaron en el estudio publicado en Science.

31/3/2025

Un equipo de científicos del instituto RIKEN, con sede en Japón, ha diseñado un plástico revolucionario basado en polímeros supramoleculares con la capacidad de disolverse rápidamente en agua salada. Este nuevo material, que mantiene su integridad estructural durante el uso cotidiano, se disgrega en condiciones marinas en aproximadamente 8.5 horas, dejando atrás únicamente compuestos no tóxicos como nitrógeno y fósforo.

El plástico, desarrollado a partir de hexametafosfato de sodio, un aditivo alimentario frecuente, e iones guanidinio usados comúnmente en fertilizantes, posee propiedades comparables a las de los plásticos convencionales. Es resistente, flexible e incoloro, y además tiene la ventaja de ser no inflamable. La descomposición ocurre gracias a los enlaces de "puente salino" entre sus moléculas, que se rompen al estar sumergidos en agua salada, liberando nutrientes aprovechables para plantas y microorganismos.

A fin de evitar disolución prematura, los investigadores aplicaron recubrimientos hidrofóbicos al material, permitiendo que comience a disolverse únicamente si se presenta una ruptura o raspadura en la superficie. Aunque el plástico es considerado biodegradable, se recomienda su manejo en instalaciones especializadas para procesar eficientemente los nutrientes liberados y así prevenir potenciales impactos negativos en ecosistemas costeros.

El contexto de trabajo en esta tecnología aborda una problemática masiva: la contaminación global por microplásticos. Estos pequeños fragmentos de plástico, de menos de 5 mm, han invadido aire, suelos, océanos e incluso el cuerpo humano. Estudios estiman que cada año entre 0.8 y 3 millones de toneladas de microplásticos llegan a los océanos, afectando gravemente la salud y fertilidad de los ecosistemas marinos. Este nuevo material, al eliminar el riesgo de microplásticos, podría convertirse en una herramienta crucial para mitigar este problema.

El avance fue reportado en la revista científica Science, donde los investigadores destacaron su potencial para transformar la gestión de residuos plásticos e impactar significativamente en la lucha contra la contaminación oceánica. Asimismo, recalcaron que, mientras los plásticos convencionales tardan cientos de años en degradarse, esta innovadora solución es capaz de reducir lo que sería un problema de siglos a tan solo horas.

El uso de compuestos comunes como el hexametafosfato de sodio, que se encuentra incluso en alimentos, facilita que este plástico sea una opción ecológica y accesible para su futura implementación a gran escala.

Algo Curioso

“La lucha contra la contaminación plástica en océanos necesita soluciones innovadoras, y este desarrollo es un gran avance”

– Indicaron en el estudio publicado en Science.

Mar 31, 2025
Colglobal News

Un equipo de científicos del instituto RIKEN, con sede en Japón, ha diseñado un plástico revolucionario basado en polímeros supramoleculares con la capacidad de disolverse rápidamente en agua salada. Este nuevo material, que mantiene su integridad estructural durante el uso cotidiano, se disgrega en condiciones marinas en aproximadamente 8.5 horas, dejando atrás únicamente compuestos no tóxicos como nitrógeno y fósforo.

El plástico, desarrollado a partir de hexametafosfato de sodio, un aditivo alimentario frecuente, e iones guanidinio usados comúnmente en fertilizantes, posee propiedades comparables a las de los plásticos convencionales. Es resistente, flexible e incoloro, y además tiene la ventaja de ser no inflamable. La descomposición ocurre gracias a los enlaces de "puente salino" entre sus moléculas, que se rompen al estar sumergidos en agua salada, liberando nutrientes aprovechables para plantas y microorganismos.

A fin de evitar disolución prematura, los investigadores aplicaron recubrimientos hidrofóbicos al material, permitiendo que comience a disolverse únicamente si se presenta una ruptura o raspadura en la superficie. Aunque el plástico es considerado biodegradable, se recomienda su manejo en instalaciones especializadas para procesar eficientemente los nutrientes liberados y así prevenir potenciales impactos negativos en ecosistemas costeros.

El contexto de trabajo en esta tecnología aborda una problemática masiva: la contaminación global por microplásticos. Estos pequeños fragmentos de plástico, de menos de 5 mm, han invadido aire, suelos, océanos e incluso el cuerpo humano. Estudios estiman que cada año entre 0.8 y 3 millones de toneladas de microplásticos llegan a los océanos, afectando gravemente la salud y fertilidad de los ecosistemas marinos. Este nuevo material, al eliminar el riesgo de microplásticos, podría convertirse en una herramienta crucial para mitigar este problema.

El avance fue reportado en la revista científica Science, donde los investigadores destacaron su potencial para transformar la gestión de residuos plásticos e impactar significativamente en la lucha contra la contaminación oceánica. Asimismo, recalcaron que, mientras los plásticos convencionales tardan cientos de años en degradarse, esta innovadora solución es capaz de reducir lo que sería un problema de siglos a tan solo horas.

El uso de compuestos comunes como el hexametafosfato de sodio, que se encuentra incluso en alimentos, facilita que este plástico sea una opción ecológica y accesible para su futura implementación a gran escala.

Un equipo de científicos del instituto RIKEN, con sede en Japón, ha diseñado un plástico revolucionario basado en polímeros supramoleculares con la capacidad de disolverse rápidamente en agua salada. Este nuevo material, que mantiene su integridad estructural durante el uso cotidiano, se disgrega en condiciones marinas en aproximadamente 8.5 horas, dejando atrás únicamente compuestos no tóxicos como nitrógeno y fósforo.

El plástico, desarrollado a partir de hexametafosfato de sodio, un aditivo alimentario frecuente, e iones guanidinio usados comúnmente en fertilizantes, posee propiedades comparables a las de los plásticos convencionales. Es resistente, flexible e incoloro, y además tiene la ventaja de ser no inflamable. La descomposición ocurre gracias a los enlaces de "puente salino" entre sus moléculas, que se rompen al estar sumergidos en agua salada, liberando nutrientes aprovechables para plantas y microorganismos.

A fin de evitar disolución prematura, los investigadores aplicaron recubrimientos hidrofóbicos al material, permitiendo que comience a disolverse únicamente si se presenta una ruptura o raspadura en la superficie. Aunque el plástico es considerado biodegradable, se recomienda su manejo en instalaciones especializadas para procesar eficientemente los nutrientes liberados y así prevenir potenciales impactos negativos en ecosistemas costeros.

El contexto de trabajo en esta tecnología aborda una problemática masiva: la contaminación global por microplásticos. Estos pequeños fragmentos de plástico, de menos de 5 mm, han invadido aire, suelos, océanos e incluso el cuerpo humano. Estudios estiman que cada año entre 0.8 y 3 millones de toneladas de microplásticos llegan a los océanos, afectando gravemente la salud y fertilidad de los ecosistemas marinos. Este nuevo material, al eliminar el riesgo de microplásticos, podría convertirse en una herramienta crucial para mitigar este problema.

El avance fue reportado en la revista científica Science, donde los investigadores destacaron su potencial para transformar la gestión de residuos plásticos e impactar significativamente en la lucha contra la contaminación oceánica. Asimismo, recalcaron que, mientras los plásticos convencionales tardan cientos de años en degradarse, esta innovadora solución es capaz de reducir lo que sería un problema de siglos a tan solo horas.

El uso de compuestos comunes como el hexametafosfato de sodio, que se encuentra incluso en alimentos, facilita que este plástico sea una opción ecológica y accesible para su futura implementación a gran escala.

Algo Curioso

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