Recientemente, usuarios de redes sociales han participado en desafíos de "no dormir", llevando la privación del sueño a niveles preocupantes. Un destacable caso es el de un joven de 19 años, conocido únicamente como Norme, quien transmitió en vivo su intento de superar el récord mundial de días consecutivos sin dormir. Norme logró permanecer despierto durante 264 horas y 24 minutos, aunque no pudo superar el récord anterior de 453 horas establecido por Robert McDonald en 1986. Cabe mencionar que Guinness World Records dejó de monitorizar este récord en 1997 debido a preocupaciones de seguridad.
La comunidad médica ha advertido que la privación del sueño, tanto aguda como crónica, tiene severas consecuencias para la salud. Los adultos requieren más de siete horas de sueño por noche para mantener una salud óptima. La falta crónica de sueño está relacionada con un mayor riesgo de depresión, diabetes, obesidad, ataques cardíacos, hipertensión y accidentes cerebrovasculares.
Los efectos inmediatos de la privación de sueño incluyen ojos hinchados, irritabilidad, disminución cognitiva, antojos de comida y "microsueños", que son siestas involuntarias de aproximadamente 30 segundos. La progresión de los síntomas es preocupante: al primer día se observa una disminución de la función cognitiva. Para el segundo día, los síntomas y los cambios de comportamiento se intensifican. En el tercer día, pueden aparecer alucinaciones y despersonalización. Hacia el cuarto día, la persona puede experimentar psicosis por privación de sueño y perder la capacidad de interpretar la realidad.
La privación de sueño también afecta la salud a largo plazo. Puede inducir inflamación sistémica, deteriorar la respuesta inmunológica y aumentar la susceptibilidad a enfermedades. Es sabido que los trabajadores nocturnos, que suelen dormir entre una y cuatro horas menos que aquellos que trabajan durante el día, tienen un mayor riesgo de muerte prematura. Estudios han demostrado que tanto la falta como el exceso de sueño están relacionados con un aumento en el riesgo de mortalidad.
Las autoridades sanitarias recomiendan evitar estos desafíos y promover una buena higiene del sueño, asegurando entre siete y nueve horas de sueño de calidad para mantener una salud óptima.