El Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2024 ha sido otorgado a los científicos Victor Ambros y Gary Ruvkun por su pionero descubrimiento de los microARN y su papel en la regulación post-transcripcional de los genes. El anuncio oficial se realizó el 7 de octubre de 2024 en el Instituto Karolinska, en Estocolmo.
Los microARN son pequeñas moléculas de ARN que regulan la expresión genética mediante su unión a moléculas de ARN mensajero (ARNm). Este proceso impide que las instrucciones para la producción de proteínas sean leídas por la maquinaria celular, y también puede inducir la degradación del ARNm.
Ambros y Ruvkun llevaron a cabo sus investigaciones en el nematodo Caenorhabditis elegans, y sus hallazgos, publicados en la década de 1990, demostraron que estos microARN no solo bloquean la producción de proteínas sino que también pueden degradar el ARNm. Hasta la fecha, se han identificado más de mil genes que codifican diferentes microARN en humanos.
Este descubrimiento resulta esencial para entender el desarrollo embrionario, la fisiología celular normal, y enfermedades como el cáncer. La investigación de Ambros y Ruvkun en relación con los microARN ha sido fundamental para la biología celular moderna y ha influido en una amplia gama de estudios médicos.
Ambros, de 70 años, está asociado con la Universidad de Massachusetts Chan Medical School, mientras que Ruvkun, de 72 años, trabaja en el Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard. Ambos científicos recibirán un premio compartido de 11 millones de coronas suecas, equivalentes a aproximadamente 810,000 libras esterlinas.
La comunidad científica ha aclamado este premio como altamente merecido. No obstante, ha habido voces que señalan la omisión de David Baulcombe, quien también hizo contribuciones significativas a la investigación sobre microARN en plantas y compartió el Premio Lasker en 2008 con Ambros y Ruvkun. Baulcombe es conocido por su trabajo en la Universidad de Cambridge.
Ambros y Ruvkun desarrollaron sus investigaciones en el laboratorio de Robert Horvitz, ganador del Premio Nobel en 2002 por sus estudios sobre la muerte celular programada. Este contexto histórico añade mayor relevancia al reciente galardón, subrayando la importancia del trabajo colaborativo y continuado en el campo de la biología celular.
El descubrimiento de los microARN ha permitido a los científicos comprender procesos biológicos complejos y ha influido significativamente en las estrategias de tratamiento para diversas enfermedades, incluyendo estudios en oncología.