Donald Trump ha planteado la posibilidad de optar por un tercer mandato presidencial, a pesar de que la Constitución de Estados Unidos lo prohíbe explícitamente. En una entrevista con NBC News, Trump comentó que “mucha gente quiere que lo haga” y afirmó que “hay métodos” para lograrlo, aunque no proporcionó detalles específicos. Entre las opciones mencionadas, sugirió la posibilidad de que su vicepresidente, JD Vance, se postule para la presidencia y posteriormente le "transfiera" el puesto. Sin embargo, no amplió sobre cómo se ejecutaría esta estrategia.
Esta sugerencia ha provocado una ola de reacciones legales y políticas. La 22ª Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, ratificada en 1951, estipula que “ninguna persona será elegida para el cargo de presidente más de dos veces”. Por tanto, cualquier intento en esta dirección sería extremadamente controvertido y enfrentaría barreras legales significativas. Derek Muller, profesor de derecho electoral, señaló que incluso ocupar el cargo de vicepresidente sería un impedimento constitucional para Trump, ya que la 12ª Enmienda indica que “ninguna persona constitucionalmente inelegible para la presidencia será elegible para la vicepresidencia”.
“Esto es lo que hacen los dictadores”, dijo Ken Martin, presidente del Comité Nacional Demócrata.
Posturas divergentes han surgido dentro del espectro político. El representante demócrata Daniel Goldman calificó los comentarios de Trump como una “escalada en su esfuerzo por desmantelar nuestra democracia”. Mientras tanto, algunos republicanos también se mostraron críticos. El senador Markwayne Mullin afirmó no estar dispuesto a apoyar un cambio constitucional sin un respaldo significativo del pueblo estadounidense. Por otro lado, el representante Andy Ogles, de Tennessee, ha propuesto formalmente una resolución para enmendar la Constitución y permitir a un presidente cumplir hasta tres mandatos, siempre que no sean consecutivos, aunque esta iniciativa enfrenta serias dificultades legislativas para ser adoptada.
En términos de impacto político, Trump asevera que sus índices de popularidad entre los republicanos son excepcionalmente altos, calificándolos como “los más altos en los últimos 100 años”. Sin embargo, datos de Gallup contradicen esta afirmación, mostrando que su aprobación alcanzó un máximo del 47% durante su gestión. Además, un reciente sondeo destaca que solo el 25% de los estadounidenses cree que sus políticas económicas traerán beneficios financieros.
Desde una perspectiva estratégica, algunos analistas sugieren que estas declaraciones están diseñadas más para reforzar su relevancia política entre su base de seguidores que como un esfuerzo genuino por desafiar los fundamentos legales del sistema. A pesar de ello, el debate sobre estas afirmaciones ha despertado preocupaciones fundamentales sobre la integridad constitucional del país.
La 22ª Enmienda fue ratificada tras la reelección de Franklin D. Roosevelt para su cuarto mandato, lo que llevó al Congreso a limitar la posibilidad de mandatos presidenciales consecutivos para evitar escenarios similares en el futuro.