Desde principios de 2023, Surinam ha estado luchando contra la sequía más severa en al menos 20 años. En febrero de 2023, las condiciones se tornaron críticas y para agosto, las fuentes de agua naturales se habían agotado, obligando a las comunidades a depender de agua contaminada. Este deterioro en la calidad y cantidad de agua ha impulsado un aumento de enfermedades transmitidas por el agua, especialmente en niños menores de cinco años en la región de Sipaliwini.
Aproximadamente 40,000 personas en 52 aldeas han sido afectadas por esta situación, con un 70% de la población necesitando asistencia humanitaria. La falta de agua limpia ha perturbado gravemente los servicios médicos y educativos. Las clínicas enfrentan escasez de suministros médicos y problemas de saneamiento básico, mientras que las escuelas en Abenaston solo pueden operar dos o tres días por semana debido a la dificultad de los maestros para llegar y la falta de agua potable.
El comercio en la región ha disminuido en al menos un 50%, y los costos de transporte desde Paramaribo se han elevado, dejando a muchas familias sin una nutrición adecuada. Más de 300 familias, que dependen de la agricultura de subsistencia, se encuentran en una situación cada vez más precaria debido a la dificultad para cultivar sin agua. En algunas áreas, los ríos y arroyos que antes proporcionaban agua potable se han secado por completo.
La sequía ha sido exacerbada por el cambio climático, que ha alterado los patrones de lluvia y ha aumentado las temperaturas. En 2023, se registraron 20 días secos consecutivos, el segundo número más alto desde 1997. A lo largo de los últimos 50 años, la temperatura en Surinam ha aumentado en aproximadamente 1 °C. Aunque se esperaba que la temporada de lluvias menor que comenzó en diciembre aliviara la situación, la precipitación no ha sido suficiente para recuperar los niveles de agua en ríos y arroyos, que continúan disminuyendo.
La crisis también ha significado un aumento en los costos para abordar la situación, estimados en aproximadamente £250,000. De esta cantidad, la mitad se ha destinado a mejorar los sistemas de transporte necesarios para llevar ayuda y suministros a las áreas más afectadas.
Ante la magnitud de la crisis, la necesidad de una respuesta rápida y efectiva es crucial para mitigar los efectos de esta emergencia humanitaria que continúa afectando a miles de personas en Surinam.