La crisis en torno a la privatización de UNE-EPM ha alcanzado un punto álgido, con el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, enfrentando severas críticas no solo por su manejo de la situación, sino también por su aparente desprecio hacia el patrimonio público de la ciudad. Las tensiones se han incrementado con las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro y del exalcalde Daniel Quintero, quienes han lanzado serias acusaciones contra Gutiérrez, poniendo en duda su integridad y su capacidad para liderar Medellín.

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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, usó la red social X para cuestionar abiertamente a Gutiérrez, planteando dudas sobre si el alcalde de Medellín realmente reconoce su autoridad como presidente de la República. Petro no se detuvo allí, y señaló directamente que las operaciones realizadas con UNE-EPM bajo la administración de Gutiérrez han provocado la pérdida de billones de pesos, poniendo en riesgo el patrimonio de la ciudad. Además, el presidente insinuó un posible conflicto de interés debido a la posición que la hermana de Gutiérrez ocupa en una filial de ISA, sugiriendo que la administración del alcalde podría estar marcada por la corrupción y el favoritismo.

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En respuesta, Federico Gutiérrez intentó defender su gestión con un discurso que muchos consideran vacío y evasivo. Gutiérrez afirmó reconocer a Petro como presidente, pero rápidamente desvió el tema hacia ataques contra el gobierno nacional, acusando a Petro de dividir al país y de no gobernar para todos los colombianos. Sin embargo, este intento de desviar la atención no logró ocultar las graves acusaciones en su contra.

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Gutiérrez trató de justificar las pérdidas de $2,4 billones que UNE-EPM, señalando la necesidad de capitalizar la empresa para evitar su liquidación. Pero este argumento, lejos de tranquilizar a la opinión pública, solo aumentó las sospechas sobre su manejo de los recursos públicos. Además, al intentar desacreditar las preocupaciones sobre el conflicto de interés con su hermana, Gutiérrez mostró una falta de autocrítica y transparencia que ha dejado a muchos ciudadanos indignados.

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El exalcalde Daniel Quintero no se quedó atrás y lanzó un ataque contundente contra Gutiérrez, acusándolo de ser el verdadero responsable del caos en Medellín. Según Quintero, la ciudad está en ruinas bajo la gestión de Gutiérrez: la criminalidad ha aumentado, los servicios básicos están en decadencia, y las empresas públicas, que deberían ser un orgullo para la ciudad, están siendo vendidas al mejor postor, sin ningún respeto por el bienestar de los ciudadanos.

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Quintero denunció que la administración de Gutiérrez ha permitido la pérdida de más de $1,4 billones en UNE-EPM, y que los activos de la empresa, como sus torres, se han vendido a precios irrisorios. Además, extendió sus críticas a otros proyectos, como Hidroituango y Bonyic, que, según él, han sido mal gestionados y explotados en beneficio de unos pocos, en lugar de servir a la comunidad.

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En cuanto a las acusaciones de nepotismo, Quintero fue aún más severo, revelando que la hermana de Gutiérrez no solo ocupa un alto cargo en una filial de ISA, sino que también se beneficia de un salario exorbitante de $40 millones mensuales, todo mientras participa activamente en política, lo que constituye un flagrante caso de doble moral y corrupción institucional.

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¿Qué Sigue para Medellín?

Federico Gutiérrez se encuentra ahora en el centro de una tormenta política que podría definir su legado como alcalde. Las críticas sobre su manejo de UNE-EPM y las acusaciones de corrupción están poniendo en duda su capacidad para gobernar, mientras que la aprobación en primer debate de la privatización de UNE-EPM en el Concejo de Medellín, durante un sábado de puente festivo, ha sido vista por muchos como una maniobra para evitar la participación pública y ocultar las verdaderas intenciones detrás de esta venta.

La ciudadanía, desconcertada y preocupada, observa cómo las acusaciones cruzadas entre Gutiérrez, Petro y Quintero revelan un panorama sombrío para la administración pública en Medellín. La situación actual no solo afecta el futuro de UNE-EPM, sino que también pone en riesgo la confianza en las instituciones y en quienes las dirigen.

Las decisiones que se tomen en los próximos días serán cruciales para determinar si Medellín podrá recuperar su camino o si continuará por la senda de la privatización y el desmantelamiento de sus recursos públicos bajo una administración que, para muchos, ya ha demostrado ser ineficaz y corrupta.

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