Dos estudios han aportado luz sobre la capacidad de los gatos domésticos para reconocer sus nombres y la voz de sus dueños.
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En el primero, llevado a cabo por Atsuko Saito en la Universidad de Tokio, participaron 78 gatos provenientes de hogares japoneses y un “cat café”. Los felinos fueron expuestos a cuatro palabras similares a sus nombres hasta que dejaron de responder. Al pronunciar sus nombres reales, los gatos mostraron respuestas más marcadas como maullidos y movimientos de orejas, cabeza o cola. Esto contrastó con su reacción a palabras similares o a los nombres de otros gatos. Además, aunque respondieron menos a voces desconocidas, todavía demostraron reconocimiento.
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El segundo estudio, que incluyó 20 gatos domésticos, examinó las reacciones de los felinos a las voces de sus dueños frente a las de extraños. Se reprodujeron grabaciones de los dueños y de tres extraños usando las mismas palabras. Las reacciones se midieron observando movimientos de cabeza, cola, patas, orejas, vocalizaciones y dilatación de pupilas. Los resultados mostraron que los gatos reconocen la voz de sus dueños, pero eligen no levantarse ni acercarse en ninguna de las situaciones.
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Estos comportamientos pueden tener raíces evolutivas. A diferencia de los perros, que fueron domesticados para obedecer órdenes, los gatos se "domesticaron a sí mismos" hace aproximadamente 9,000 años, al acercarse a los humanos para cazar roedores en las granjas. Este historial evolutivo sugiere que los gatos no han desarrollado una necesidad de interactuar activamente con los humanos.
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Las conclusiones de estas investigaciones destacan la independencia inherente de los gatos, aunque pueden reconocer tanto sus nombres como la voz de sus propietarios, su comportamiento refleja una naturaleza menos dispuesta a la interacción activa en comparación con otros animales domésticos, como los perros.
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Este comportamiento singular subraya la complejidad de la relación entre gatos y humanos, diferente a la de los perros, que han sido criados para seguir órdenes y comandos. La investigación continuará para explorar más a fondo estas peculiaridades y comprender mejor el comportamiento felino. A pesar de su domesticación, los gatos conservan gran parte de sus instintos de caza originales, lo que explica parcialmente su comportamiento independiente en comparación con otras mascotas, como los perros.