Durante una intervención en su mansión de Mar-a-Lago, Florida, Donald Trump expuso sus intenciones expansionistas que podrían alterar las relaciones internacionales. Entre las declaraciones más destacadas, Trump sugirió el uso de presión militar para anexar Groenlandia, un territorio danés conocido por ser cuatro veces el tamaño de España e inmensamente rico en recursos naturales, incluidas las tierras raras.
En relación con el Canal de Panamá, Trump considera imponer trabas económicas y militares para recuperar el control del mismo, un canal vital para el comercio internacional entregado a Panamá por los acuerdos de 1977 durante el mandato de Jimmy Carter. Asimismo, Trump busca declarar el golfo de México como el "golfo de Estados Unidos" por decreto, una medida que podría tener repercusiones diplomáticas y económicas significativas.
En otro ámbito, Trump amenazó con un boicot económico contra Canadá, llegando a sugerir que el país vecino debería ser un estado de EE.UU. Esta amenaza fue recibida con una contundente respuesta del primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Respecto a México, Trump calificó al país como "controlado por los cárteles" y emitió una fuerte advertencia sobre "abrir las puertas del infierno" si los rehenes en Gaza no son liberados antes de su toma de posesión.
Estos comentarios han generado respuestas variadas a nivel internacional. Aliados europeos como Alemania y Francia han subrayado la inviolabilidad de las fronteras, expresando su firme descontento con las propuestas de Trump. La Unión Europea y la OTAN también han manifestado su preocupación.
En el ámbito político interno, estas declaraciones han sido vistas con buenos ojos por algunos sectores del Partido Republicano. La congresista Marjorie Taylor-Greene expresó su intención de redactar un proyecto de ley para cambiar la denominación del golfo de México, mientras que el senador Rick Scott consideró que la anexión de Groenlandia y el control del canal de Panamá sería un "gran tanto" para la seguridad nacional de EE.UU.
Estas amenazas y propuestas se dan en un contexto de tensiones crecientes en las relaciones euro-atlánticas, exacerbadas por la guerra de Rusia contra Ucrania. La política exterior que Trump planea implementar sugiere un posible giro hacia el expansionismo en América y una confrontación más directa con Europa.
Adicionalmente, influencias de figuras tecnológicas como Elon Musk y Mark Zuckerberg, quienes han criticado la política europea, añaden complejidad a las relaciones transatlánticas y reflejan la diversidad de opiniones en el entorno geopolítico actual.
La situación plantea un panorama incierto en el preludio de una presidencia que promete reconfigurar dinámicas internacionales establecidas y redefine el equilibrio de poder global. Groenlandia, siendo el territorio insular más grande del mundo, concentra una gran cantidad de recursos naturales codiciados, haciendo del interés de Trump en esta región un punto especialmente relevante en la discusión sobre la política expansionista de EE.UU.