Según un estudio reciente del Global Burden of Diseases (GBD) 2021, aproximadamente 61.8 millones de personas, o uno de cada 127 individuos, están en el espectro autista (TEA) a nivel mundial. Esta cifra marca un aumento notable respecto al estimado anterior de uno de cada 271 personas en 2019. La prevalencia ajustada por edad es de 788.3 por cada 100,000 personas.
El estudio destaca que el TEA es más común en menores de 20 años, ubicándose entre las diez principales causas de carga de salud no fatal en este grupo etario. Específicamente, el TEA afecta a 169.2 por cada 100,000 niños menores de 5 años y a 163.4 por cada 100,000 individuos menores de 20 años.
La investigación revela disparidades geográficas significativas en la prevalencia del TEA. Por ejemplo, en Japón, uno de cada 63 individuos es diagnosticado, mientras que en Bangladesh, la cifra es de uno de cada 170. Las tasas de diagnóstico son superiores en países de altos ingresos, con estimaciones de uno de cada 94 hombres y uno de cada 197 mujeres, indicando un cierre en la brecha de género en comparación con estudios previos que sugerían una proporción de 4:1.
El estudio también señala que el TEA representa 11.5 millones de años de vida ajustados por discapacidad (DALYs), evidenciando su considerable carga en la salud pública. El aumento en esta carga se atribuye a mejoras en los métodos diagnósticos y la inclusión de condiciones previamente excluidas, como el síndrome de Asperger.
Los investigadores subrayan la necesidad de mejorar el acceso a servicios de salud y apoyo, especialmente en países de bajos ingresos. Asimismo, se destaca que la carga del TEA persiste a lo largo de la vida, afectando no sólo a niños y adolescentes, sino también a adultos autistas que a menudo carecen de atención adecuada.
Publicado en la revista The Lancet Psychiatry, este estudio representa un avance significativo en la comprensión de la magnitud real del trastorno del espectro autista. Los hallazgos están mejor alineados con encuestas epidemiológicas de alta calidad y proporcionan una base más precisa para la planificación de políticas y atención médica.