En 2017, Express Scripts, uno de los mayores intermediarios de la industria farmacéutica, anunció un plan ambicioso para frenar el abuso de opioides en medio de la creciente crisis de sobredosis en Estados Unidos. La empresa aseguró que estaba "aplicando el freno" a la epidemia al endurecer el acceso a cantidades peligrosas de estos medicamentos.
Sin embargo, detrás de estas declaraciones, una investigación de The New York Times reveló un oscuro motivo por el cual estas acciones no se tomaron antes: los fabricantes de opioides habían estado pagando en secreto a los intermediarios, conocidos como administradores de beneficios farmacéuticos (PBMs, por sus siglas en inglés), para evitar cualquier restricción en la distribución de sus medicamentos.
La Epidemia Alimentada por Incentivos Ocultos
Durante años, gigantes farmacéuticos como Purdue Pharma, fabricante de OxyContin, ofrecieron pagos millonarios a los PBMs a cambio de que no limitaran el acceso a los opioides. Esta práctica permitió que decenas de miles de personas murieran por sobredosis mientras los intermediarios acumulaban miles de millones de dólares.
Documentos internos revisados por The Times, algunos previamente confidenciales, exponen cómo estas negociaciones a puerta cerrada facilitaron la libre circulación de analgésicos altamente adictivos. Estos registros, que incluyen contratos, correos electrónicos y datos financieros, abarcan más de dos décadas desde el lanzamiento de OxyContin en 1996, y destacan la complicidad de los intermediarios en la crisis.
Los PBMs, como Express Scripts, CVS Caremark y Optum Rx, controlan el acceso a medicamentos para más de 200 millones de estadounidenses. Contratados por aseguradoras y empleadores para reducir costos farmacéuticos, estas empresas ejercen un enorme poder al decidir qué medicamentos estarán cubiertos y bajo qué condiciones.
Aunque se suponía que los PBMs debían negociar descuentos para reducir costos, esta investigación revela cómo usaron su influencia para maximizar sus propios beneficios, incluso cuando esto implicaba eliminar medidas de seguridad que podrían haber reducido las tasas de adicción y sobredosis.
“Rebajas a Cambio de Acceso”
Purdue Pharma dejó clara su estrategia en una presentación interna: “Ofrecer rebajas para eliminar restricciones de los pagadores”. La compañía no quería que los médicos tuvieran que justificar la prescripción de opioides potentes ni que se limitaran las cantidades dispensadas.
Los registros muestran que este enfoque funcionó. Purdue celebró repetidamente en informes internos que tanto médicos como pacientes enfrentaban “pocas o ninguna restricción” al acceso a OxyContin. Las restricciones que podrían haber limitado la prescripción excesiva se convirtieron en herramientas de marketing para incrementar las ventas.
Los PBMs, en lugar de insistir en salvaguardas, aprovecharon su posición para negociar mayores pagos. Entre 2003 y 2012, los pagos de Purdue a PBMs en concepto de rebajas se duplicaron, alcanzando casi 400 millones de dólares anuales, casi en su totalidad destinados a garantizar el acceso sin restricciones a OxyContin.
El Rol de los Intermediarios
La función de los PBMs como "guardianes" del acceso a medicamentos les permite controlar las listas de fármacos que las aseguradoras cubrirán, conocidas como formularios. Los fabricantes de medicamentos compiten por posiciones en estas listas ofreciendo rebajas a los PBMs, quienes a su vez reparten parte de estas ganancias con sus clientes: aseguradoras, empleadores y programas gubernamentales.
Sin embargo, estos arreglos financieros presentaban dilemas éticos. Documentos internos muestran que los PBMs estaban dispuestos a eliminar restricciones clave para no poner en riesgo los pagos de las farmacéuticas.
En 2003, por ejemplo, Purdue trabajó con el entonces PBM Merck-Medco para persuadir a UnitedHealthcare, una aseguradora importante, de que abandonara un plan para limitar las prescripciones de OxyContin a 60 pastillas por mes. Tras una reunión donde Merck-Medco presentó el “potencial pérdida de rebajas” como argumento, la aseguradora elevó el límite a 124 pastillas, más del doble de lo inicialmente propuesto.
Las Consecuencias de “Pagar para Jugar”
Otros fabricantes de opioides, como Mallinckrodt, adoptaron tácticas similares para eliminar barreras. En 2012, tras enfrentarse a restricciones impuestas por grandes aseguradoras, Mallinckrodt colaboró con Express Scripts para ofrecer un “incentivo de rebaja mejorado”, logrando que se suavizaran las limitaciones.
Los fabricantes no solo buscaban eliminar restricciones, sino también evitar límites en la cantidad de pastillas dispensadas. Esto, según los documentos, frecuentemente resultaba en dosis muy superiores a las recomendadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Silenciando las Críticas
En los años posteriores al lanzamiento de OxyContin, las preocupaciones sobre su abuso llevaron a algunos aseguradores a imponer restricciones. Pero Purdue contrató a PBMs para contrarrestar estas medidas. En un correo de 1999, un ejecutivo de ventas de Purdue celebró el acuerdo con AdvancePCS, diciendo: “Queremos convertir a OxyContin en un medicamento de mil millones de dólares en dos años. Esto ayudará”.
Mientras tanto, el presidente de Purdue, Richard Sackler, calificó el acuerdo como “increíble”.
Estos acuerdos ayudaron a las farmacéuticas a promover sus productos incluso cuando la epidemia empeoraba. En 2003, una ejecutiva de Purdue destacó cómo los PBMs habían ayudado a eliminar restricciones en aseguradoras importantes, describiéndolo como “pruebas de nuestro éxito trabajando detrás de bastidores”.
La Impunidad de los Intermediarios
Aunque fabricantes de opioides, distribuidores y farmacias han pagado miles de millones de dólares en acuerdos legales, los PBMs han evitado en gran medida el escrutinio público. Solo recientemente han comenzado a enfrentar demandas por su rol en la crisis de opioides.
Los PBMs han defendido sus prácticas alegando que ofrecieron opciones para restringir el acceso a opioides a sus clientes, pero los documentos muestran que las restricciones a menudo se dejaban de lado para preservar los pagos de las farmacéuticas.
La crisis de opioides en Estados Unidos, que ha cobrado cientos de miles de vidas, fue alimentada no solo por la avaricia de los fabricantes, sino también por la complicidad de intermediarios que priorizaron sus ganancias sobre la seguridad de los pacientes.
Este oscuro capítulo de la historia de la salud pública destaca la urgencia de una reforma integral en el sistema de distribución de medicamentos.