El 14 de septiembre de 2024, Turquía se convirtió en el epicentro de un intenso debate tras la promulgación de una nueva ley que pretende gestionar la problemática de los perros callejeros, cuyo número asciende a aproximadamente 4 millones en el país. La ley, promovida por el presidente Recep Tayyip Erdoğan, surgió en respuesta a un trágico incidente en diciembre de 2023, cuando un niño de 10 años fue atacado por un grupo de perros callejeros.
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La normativa establece que los refugios de animales deben recoger a los perros callejeros para proceder con su vacunación y esterilización antes de ser puestos en adopción. No obstante, aquellos perros que se encuentren enfermos o que representen un riesgo para los humanos serán sacrificados. Además, la ley impone severas sanciones a los alcaldes que no cumplan con estas disposiciones, enfrentándose a penas de hasta dos años de prisión.
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La implementación de esta ley ha desatado una ola de protestas. Activistas de derechos de los animales y grupos de oposición han expresado su descontento, calificando la ley de inhumana y acusando al gobierno de utilizarla como un mecanismo de control social. Durante las manifestaciones en Estambul, los participantes criticaron las pésimas condiciones de los refugios, donde cada perro dispone de solo dos metros cuadrados de espacio.
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Por otro lado, hay voces que defienden la ley. Murat Pinar, quien fundó la Asociación de Calles Seguras tras la muerte de su hija en un accidente vinculado a perros callejeros, considera que la situación actual es insostenible y requiere una acción contundente para asegurar la seguridad pública. El presidente Erdoğan argumenta que la problemática de los perros callejeros es algo que no enfrentan otros países desarrollados y que su control es esencial para mantener el orden urbano.
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Este nuevo marco legal ha polarizado a la sociedad turca, creando una fractura entre aquellos que consideran a los perros callejeros como un componente del patrimonio cultural del país y aquellos que los ven como una amenaza. La oposición instó al gobierno a considerar alternativas más efectivas y humanitarias como la vacunación y esterilización generalizadas, rechazando la eutanasia como solución.
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El debate en torno a esta controvertida ley continúa encendiendo pasiones y movilizando a diferentes sectores de la sociedad, mientras las autoridades trabajan en su implementación y la sociedad civil sigue buscando formas de armonizar la convivencia entre humanos y animales.