El 17 de septiembre de 2024, a las 3:30 p.m. hora local, múltiples beepers, dispositivos de comunicación que emiten señales acústicas o vibraciones para alertar al usuario de un mensaje o llamada, y que se usaban comúnmente antes de los teléfonos móviles, explotaron simultáneamente en varias localidades de Líbano y Siria. El ataque resultó en al menos 9 muertes, incluidas una niña de 10 años y dos miembros de Hezbollah. Aproximadamente 2,750 personas resultaron heridas, de las cuales más de 200 están en estado crítico, con lesiones principalmente en la cara, manos y abdomen.

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Estos dispositivos, adoptados por Hezbollah para evitar el rastreo por parte de Israel, comenzaron a calentarse y posteriormente detonaron, sumiendo a las zonas afectadas en el caos y pánico. La organización y el gobierno libanés responsabilizan a Israel de lo que consideran un ataque sofisticado realizado de forma remota. Se sospecha que el Mossad, la agencia de inteligencia israelí, infiltró la cadena de suministro de los Beepers y los modificó antes de ser entregados a Hezbollah.
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El portavoz de Hezbollah describió el ataque como una "agresión criminal" y prometió represalias. Firass Abiad, ministro de salud de Líbano, informó que los hospitales estaban abrumados y que un hospital de campaña había sido establecido en la ciudad de Tiro para manejar el excedente de heridos.
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Este incidente ocurre en medio de un contexto de creciente tensión entre Hezbollah e Israel, exacerbado por el conflicto en Gaza que comenzó el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, ambos lados han intercambiado fuego y ataques aéreos, resultando en cientos de muertes y desplazamientos masivos.
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Las autoridades libanesas han iniciado investigaciones para determinar cómo se perpetró el ataque y han puesto a los hospitales en máxima alerta. También han instado a la ciudadanía a evitar el uso de dispositivos de comunicación inalámbrica.
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Analistas señalan que este ataque podría escalar aún más las tensiones en la región y consideran que podría ser un intento de Israel de desestabilizar a Hezbollah en un momento crítico. Este tipo de ataque remoto mediante la manipulación de dispositivos de comunicación es una táctica sofisticada que rara vez se ha documentado en conflictos recientes, subrayando la escalada de las capacidades tecnológicas utilizadas en modernas operaciones de espionaje y sabotaje.