El volcán de Fuego, conocido por ser el más activo de Centroamérica, entró en una fase eruptiva significativa el 9 de marzo de 2025, produciendo una explosión inicial y múltiples flujos piroclásticos en los días posteriores. La actividad volcánica motivó la evacuación de aproximadamente 1,000 habitantes de las comunidades más cercanas, incluyendo a 125 familias de la localidad de El Porvenir y a residentes de Las Lajitas. Cerca de 30,000 personas en las áreas aledañas se encuentran en alerta ante la posibilidad de desalojo preventivo.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) activó protocolos de emergencia y señaló que las operaciones de evacuación se llevaron a cabo de manera ordenada. Además, como medidas de seguridad, se suspendieron las clases en las escuelas de la región y se cerró una carretera principal que conecta el sur del país con la histórica ciudad de Antigua Guatemala, sitio patrimonial reconocido por la UNESCO.
El Instituto de Vulcanología también advirtió sobre la caída de ceniza volcánica, la cual se desplazó hasta 50 kilómetros al oeste del volcán. Este fenómeno podría representar un peligro adicional, especialmente para la navegación aérea. Por ello, se recomendó extremar precauciones a las autoridades de aviación y a poblaciones vecinas.
Entre las características más significativas de esta erupción se encuentran los flujos piroclásticos, corrientes de alta velocidad compuestas por gases calientes, ceniza y fragmentos de roca, que descendieron abruptamente por las laderas del volcán. Este tipo de fenómeno es altamente peligroso y fue el causante de la tragedia ocurrida en junio de 2018, cuando una erupción del mismo volcán dejó 215 fallecidos y un número igual de desaparecidos en la comunidad de San Miguel Los Lotes.
En lo que va de la década, el volcán de Fuego ha tenido al menos dos erupciones importantes. La más reciente, en 2023, resultó en el desalojo de aproximadamente 1,200 personas. Ahora, dos años después, la actual actividad eruptiva plantea un nuevo desafío para las autoridades locales, quienes han instado a la población a mantenerse alerta y mantenerse informada a través de los canales oficiales.
Mientras se evalúan los daños y se monitorea la evolución del evento, las autoridades enfatizan la importancia de no acercarse a las zonas de riesgo. Las comunidades se encuentran bajo evaluación constante para determinar si se requieren más desplazamientos preventivos.
El volcán de Fuego es uno de los más activos no solo de Guatemala, sino de toda Centroamérica, y su nombre proviene precisamente de las frecuentes explosiones que ha registrado a lo largo de su historia.