Mundo

EE. UU. negocia el regreso de diplomáticos rusos en medio de preocupaciones por espionaje

La administración Trump se encuentra en conversaciones con Moscú para promover el regreso de decenas de diplomáticos rusos a Estados Unidos tras años de expulsiones recíprocas. Sin embargo, expertos advierten que este gesto podría ser aprovechado por el Kremlin para reforzar sus actividades de espionaje en territorio estadounidense.

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EE. UU. negocia el regreso de diplomáticos rusos en medio de preocupaciones por espionaje

La administración Trump se encuentra en conversaciones con Moscú para promover el regreso de decenas de diplomáticos rusos a Estados Unidos tras años de expulsiones recíprocas. Sin embargo, expertos advierten que este gesto podría ser aprovechado por el Kremlin para reforzar sus actividades de espionaje en territorio estadounidense.

“Si yo estuviera sentado en Yasenevo o Lubyanka y atacara a los estadounidenses, me frotaría las manos de alegría”

– Declaró Paul Kolbe, exfuncionario de la CIA y experto en inteligencia, refiriéndose a la posible ventaja operativa rusa.

9/3/2025

La posibilidad de normalizar las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Rusia está tomando forma a través de las recientes conversaciones entre ambos países, impulsadas por la administración del expresidente Donald Trump. El objetivo central es reponer las filas diplomáticas que han disminuido drásticamente tras años de expulsiones recíprocas y cierres de instalaciones. Sin embargo, el plan, calificado como un gesto de buena voluntad, ha desatado preocupaciones sobre potenciales riesgos de seguridad y espionaje.

El mes pasado, funcionarios estadounidenses y rusos se reunieron en Estambul para discutir el regreso de diplomáticos a sus respectivos países. Encabezados por Alexander Darchiev, nuevo embajador de Moscú en Washington, y Sonata Coulter, funcionaria de carrera del Departamento de Estado, el encuentro marcó un paso concreto en el restablecimiento diplomático, con ambas partes acordando reunirse nuevamente en el futuro. Paralelamente, en Riad, una delegación liderada por el secretario de Estado Marco Rubio abordó temas relacionados, declarando la intención de garantizar la funcionalidad de las misiones diplomáticas.

Actualmente, en Estados Unidos operan aproximadamente 220 diplomáticos rusos, mientras que la presencia estadounidense en Rusia ha disminuido un 90%, pasando de más de 1,200 funcionarios a solo 120. Las restricciones han afectado la capacidad de ambos países para llevar a cabo tareas diplomáticas esenciales, como procesar visas o brindar asistencia a ciudadanos en el extranjero. Pese a ello, expertos en seguridad alertan que cualquier incremento en el personal diplomático ruso podría ser una oportunidad para infiltrar agentes de inteligencia encubiertos en el gobierno y el sector privado de EE.UU.

El debate sobre la seguridad se intensifica considerando antecedentes recientes de las actividades de inteligencia rusas. En los últimos años, agentes rusos han sido vinculados a operaciones de sabotaje en Europa y a intentos de asesinato de figuras clave en sectores estratégicos. Además, la relación entre ambos países se ha visto fracturada por incidentes como la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y la invasión de Ucrania en 2022. Desde entonces, tres presidentes estadounidenses –Barack Obama, Donald Trump yJoseph R. Biden Jr.– han expulsado a más de 100 diplomáticos rusos bajo acusaciones de espionaje.

El manejo de esta iniciativa ha sido objeto de escrutinio, especialmente tras los nombramientos de Kash Patel y Dan Bongino en posiciones clave del FBI, lo que podría reconfigurar las estrategias de contrainteligencia frente a Rusia. Según Paul Kolbe, miembro del Centro Belfer de la Universidad de Harvard, el contexto actual crea un ambiente propicio para la acción rusa, considerando las ventajas operativas que suponen las libertades de una sociedad más abierta como es la estadounidense.

Washington, cuya presencia diplomática en Rusia está limitada a una única embajada en Moscú, enfrenta mayores restricciones comparadas con el acceso ventajoso que, históricamente, han tenido los rusos en suelo estadounidense. Adicionalmente, las relaciones diplomáticas se complican por las tensiones y desconfianzas recíprocas que derivan en un entorno de vigilancia y hostilidad.

Mientras se avanza en las negociaciones, analistas sugieren que EE.UU. implemente un enfoque cauteloso, limitando las concesiones y asegurando estricta reciprocidad. Según Andrei Soldatov, experto en inteligencia rusa, cualquier descuido podría ser visto por el Kremlin como una "nueva oportunidad que aprovechar".

El panorama resalta la complejidad de equilibrar la cooperación diplomática con la salvaguarda de la seguridad nacional, un desafío persistente para ambas potencias. Las acciones futuras determinarán si este plan podrá culminar en acuerdos sostenibles o si, por el contrario, exacerbará las tensiones existentes.

Algo Curioso

“Si yo estuviera sentado en Yasenevo o Lubyanka y atacara a los estadounidenses, me frotaría las manos de alegría”

– Declaró Paul Kolbe, exfuncionario de la CIA y experto en inteligencia, refiriéndose a la posible ventaja operativa rusa.

Mar 9, 2025
Colglobal News

La posibilidad de normalizar las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Rusia está tomando forma a través de las recientes conversaciones entre ambos países, impulsadas por la administración del expresidente Donald Trump. El objetivo central es reponer las filas diplomáticas que han disminuido drásticamente tras años de expulsiones recíprocas y cierres de instalaciones. Sin embargo, el plan, calificado como un gesto de buena voluntad, ha desatado preocupaciones sobre potenciales riesgos de seguridad y espionaje.

El mes pasado, funcionarios estadounidenses y rusos se reunieron en Estambul para discutir el regreso de diplomáticos a sus respectivos países. Encabezados por Alexander Darchiev, nuevo embajador de Moscú en Washington, y Sonata Coulter, funcionaria de carrera del Departamento de Estado, el encuentro marcó un paso concreto en el restablecimiento diplomático, con ambas partes acordando reunirse nuevamente en el futuro. Paralelamente, en Riad, una delegación liderada por el secretario de Estado Marco Rubio abordó temas relacionados, declarando la intención de garantizar la funcionalidad de las misiones diplomáticas.

Actualmente, en Estados Unidos operan aproximadamente 220 diplomáticos rusos, mientras que la presencia estadounidense en Rusia ha disminuido un 90%, pasando de más de 1,200 funcionarios a solo 120. Las restricciones han afectado la capacidad de ambos países para llevar a cabo tareas diplomáticas esenciales, como procesar visas o brindar asistencia a ciudadanos en el extranjero. Pese a ello, expertos en seguridad alertan que cualquier incremento en el personal diplomático ruso podría ser una oportunidad para infiltrar agentes de inteligencia encubiertos en el gobierno y el sector privado de EE.UU.

El debate sobre la seguridad se intensifica considerando antecedentes recientes de las actividades de inteligencia rusas. En los últimos años, agentes rusos han sido vinculados a operaciones de sabotaje en Europa y a intentos de asesinato de figuras clave en sectores estratégicos. Además, la relación entre ambos países se ha visto fracturada por incidentes como la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y la invasión de Ucrania en 2022. Desde entonces, tres presidentes estadounidenses –Barack Obama, Donald Trump yJoseph R. Biden Jr.– han expulsado a más de 100 diplomáticos rusos bajo acusaciones de espionaje.

El manejo de esta iniciativa ha sido objeto de escrutinio, especialmente tras los nombramientos de Kash Patel y Dan Bongino en posiciones clave del FBI, lo que podría reconfigurar las estrategias de contrainteligencia frente a Rusia. Según Paul Kolbe, miembro del Centro Belfer de la Universidad de Harvard, el contexto actual crea un ambiente propicio para la acción rusa, considerando las ventajas operativas que suponen las libertades de una sociedad más abierta como es la estadounidense.

Washington, cuya presencia diplomática en Rusia está limitada a una única embajada en Moscú, enfrenta mayores restricciones comparadas con el acceso ventajoso que, históricamente, han tenido los rusos en suelo estadounidense. Adicionalmente, las relaciones diplomáticas se complican por las tensiones y desconfianzas recíprocas que derivan en un entorno de vigilancia y hostilidad.

Mientras se avanza en las negociaciones, analistas sugieren que EE.UU. implemente un enfoque cauteloso, limitando las concesiones y asegurando estricta reciprocidad. Según Andrei Soldatov, experto en inteligencia rusa, cualquier descuido podría ser visto por el Kremlin como una "nueva oportunidad que aprovechar".

El panorama resalta la complejidad de equilibrar la cooperación diplomática con la salvaguarda de la seguridad nacional, un desafío persistente para ambas potencias. Las acciones futuras determinarán si este plan podrá culminar en acuerdos sostenibles o si, por el contrario, exacerbará las tensiones existentes.

La posibilidad de normalizar las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Rusia está tomando forma a través de las recientes conversaciones entre ambos países, impulsadas por la administración del expresidente Donald Trump. El objetivo central es reponer las filas diplomáticas que han disminuido drásticamente tras años de expulsiones recíprocas y cierres de instalaciones. Sin embargo, el plan, calificado como un gesto de buena voluntad, ha desatado preocupaciones sobre potenciales riesgos de seguridad y espionaje.

El mes pasado, funcionarios estadounidenses y rusos se reunieron en Estambul para discutir el regreso de diplomáticos a sus respectivos países. Encabezados por Alexander Darchiev, nuevo embajador de Moscú en Washington, y Sonata Coulter, funcionaria de carrera del Departamento de Estado, el encuentro marcó un paso concreto en el restablecimiento diplomático, con ambas partes acordando reunirse nuevamente en el futuro. Paralelamente, en Riad, una delegación liderada por el secretario de Estado Marco Rubio abordó temas relacionados, declarando la intención de garantizar la funcionalidad de las misiones diplomáticas.

Actualmente, en Estados Unidos operan aproximadamente 220 diplomáticos rusos, mientras que la presencia estadounidense en Rusia ha disminuido un 90%, pasando de más de 1,200 funcionarios a solo 120. Las restricciones han afectado la capacidad de ambos países para llevar a cabo tareas diplomáticas esenciales, como procesar visas o brindar asistencia a ciudadanos en el extranjero. Pese a ello, expertos en seguridad alertan que cualquier incremento en el personal diplomático ruso podría ser una oportunidad para infiltrar agentes de inteligencia encubiertos en el gobierno y el sector privado de EE.UU.

El debate sobre la seguridad se intensifica considerando antecedentes recientes de las actividades de inteligencia rusas. En los últimos años, agentes rusos han sido vinculados a operaciones de sabotaje en Europa y a intentos de asesinato de figuras clave en sectores estratégicos. Además, la relación entre ambos países se ha visto fracturada por incidentes como la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y la invasión de Ucrania en 2022. Desde entonces, tres presidentes estadounidenses –Barack Obama, Donald Trump yJoseph R. Biden Jr.– han expulsado a más de 100 diplomáticos rusos bajo acusaciones de espionaje.

El manejo de esta iniciativa ha sido objeto de escrutinio, especialmente tras los nombramientos de Kash Patel y Dan Bongino en posiciones clave del FBI, lo que podría reconfigurar las estrategias de contrainteligencia frente a Rusia. Según Paul Kolbe, miembro del Centro Belfer de la Universidad de Harvard, el contexto actual crea un ambiente propicio para la acción rusa, considerando las ventajas operativas que suponen las libertades de una sociedad más abierta como es la estadounidense.

Washington, cuya presencia diplomática en Rusia está limitada a una única embajada en Moscú, enfrenta mayores restricciones comparadas con el acceso ventajoso que, históricamente, han tenido los rusos en suelo estadounidense. Adicionalmente, las relaciones diplomáticas se complican por las tensiones y desconfianzas recíprocas que derivan en un entorno de vigilancia y hostilidad.

Mientras se avanza en las negociaciones, analistas sugieren que EE.UU. implemente un enfoque cauteloso, limitando las concesiones y asegurando estricta reciprocidad. Según Andrei Soldatov, experto en inteligencia rusa, cualquier descuido podría ser visto por el Kremlin como una "nueva oportunidad que aprovechar".

El panorama resalta la complejidad de equilibrar la cooperación diplomática con la salvaguarda de la seguridad nacional, un desafío persistente para ambas potencias. Las acciones futuras determinarán si este plan podrá culminar en acuerdos sostenibles o si, por el contrario, exacerbará las tensiones existentes.

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