La región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, Colombia, enfrenta una grave crisis humanitaria debido a los intensos enfrentamientos entre miembros de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el bloque 33 de las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esta situación ha dejado un saldo de 60 personas fallecidas, más de 18,000 desplazados y 46,000 niños sin acceso a la educación, según un informe reciente de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La violencia se ha concentrado en los municipios de Tibú, Teorama, Sardinata, Convención, El Tarra, San Calixto, Hacarí y Abrego. La mayoría de los desplazados han huido buscando refugio seguro en las ciudades de Ocaña y Cúcuta. Además, más de 1,000 personas pertenecientes a 23 comunidades indígenas están actualmente confinadas en sus territorios, y al menos 30 personas han sido privadas de su libertad por los grupos armados involucrados.
La ONU ha manifestado su seria preocupación por las violaciones al Derecho Internacional Humanitario y ha instado al Gobierno colombiano a implementar medidas efectivas para salvaguardar a las comunidades afectadas. En la región se han registrado múltiples homicidios de defensores de derechos humanos, incluyendo a dos líderes sociales, y se han reportado repetidas amenazas contra otros líderes comunitarios.
En respuesta, el Ejército Nacional ha desplegado más de 500 soldados adicionales con el fin de reforzar la seguridad en la región. Hasta la fecha, 14 integrantes del frente 33 han decidido entregar las armas y someterse al Estado. Sin embargo, el gobierno, encabezado por el presidente Gustavo Petro, aún no ha especificado qué medidas precisas se tomarán bajo el estado de conmoción interior y la emergencia económica declarados en respuesta a la crisis.
La situación ha generado una gran preocupación tanto a nivel nacional como internacional, subrayando la urgente necesidad de soluciones integrales y sostenibles para poner fin a esta emergencia humanitaria que afecta a miles de colombianos. La región del Catatumbo es conocida no solo por los conflictos armados, sino también por ser una de las zonas con mayor biodiversidad en Colombia. Irónicamente, su riqueza natural y estratégica la ha convertido en un epicentro de disputas entre grupos armados ilegales.