La Calera, un municipio de Cundinamarca con 28,000 habitantes, enfrenta una grave crisis de agua exacerbada por el fenómeno de El Niño. Los habitantes de las veredas Buenos Aires Bajo y Santa Helena sufren las consecuencias de una marcada escasez hídrica, mientras que la planta Manantial de Coca-Cola Femsa, ubicada en la vereda Santa Helena, continúa extrayendo agua de manera industrial.
En la vereda Buenos Aires Bajo, el suministro de agua, que normalmente es de 9 horas diarias, ha sido reducido a 5.5 horas por día. Adicionalmente, las 172 familias de la vereda Santa Helena se han visto obligadas a comprar agua, a pesar de que esta proviene de sus propias tierras.
La planta de Coca-Cola, construida en 1981, tiene autorización para extraer 3.23 litros por segundo, lo que se traduce en 279,000 litros diarios, o aproximadamente 101.8 millones de litros al año, cantidad suficiente para llenar 40 piscinas olímpicas. Esta extracción permite la producción de cerca de 420,000 botellas de 600 ml en un solo día de embotellado.
En 2016, Coca-Cola reportó haber extraído 56,530 metros cúbicos de agua (56.6 millones de litros) y pagó únicamente 607,501 pesos por ello. En contraste, en 2022, el costo habría sido de aproximadamente 4.7 millones de pesos por la misma cantidad extraída, mientras que la empresa reportó ingresos de 226,740 millones de pesos.
Un 30% de los habitantes de La Calera no recibe agua de la quebrada San Lorenzo y depende del Acueducto de Bogotá, que ha implementado racionamientos desde abril, afectando el suministro cada 9 a 18 días. La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha otorgado recientemente una concesión a la empresa Sherleg para extraer 1.33 litros por segundo de la quebrada San Lorenzo, lo que ha generado preocupación en los residentes debido a los ya existentes problemas de abastecimiento de agua de dicha fuente.
La expansión urbana de La Calera ha llevado a la aprobación de 1,300 nuevos proyectos de construcción, a pesar de la evidente falta de agua para satisfacer la demanda de estos futuros desarrollos.
Para hacer frente a la escasez, los residentes han recurrido al uso de carrotanques para abastecerse de agua, y muchos han instalado motobombas para mejorar la presión de agua en sus hogares, lo que ha incrementado significativamente sus facturas de electricidad.
La crisis en La Calera pone en evidencia el acaparamiento del recurso hídrico, donde las necesidades de las grandes empresas como Coca-Cola prevalecen sobre las de la comunidad local, que sufre una severa escasez mientras el agua es extraída en grandes cantidades para la producción de bebidas.