Bogotá enfrenta una grave crisis de agua que se ha intensificado al inicio de 2025. Los embalses del páramo de Chingaza, que abastecen a más de 8 millones de habitantes, alcanzaron un nivel crítico del 15% el año pasado. En abril de 2024, el alcalde Carlos Fernando Galán implementó un racionamiento de agua, dividiendo la ciudad en nuevas zonas que alternan días sin suministro, con la meta de cerrar el año con un 70% de llenado en Chingaza.
Sin embargo, al 3 de enero de 2025, el nivel de los embalses se encontraba en solo 46,68%, debido a la falta de lluvias. Si el nivel de Chingaza baja a 36%, se activará un racionamiento más severo. A mediados de 2024, el alcalde había relajado las restricciones, pero tuvo que endurecerlas nuevamente en agosto debido a la escasez de lluvias. El embalse de Chingaza, con una capacidad de 220 millones de metros cúbicos, es uno de los principales proveedores de agua potable para Bogotá, y su estado actual es crucial para el abastecimiento de la ciudad.
Enero y febrero son meses tradicionalmente secos, y el año anterior, el fenómeno del Niño provocó altas temperaturas y múltiples incendios forestales en la región. La ciudad está en proceso de recuperación de los bosques afectados, y en caso de nuevos incendios, los bomberos tendrían menos recursos para combatirlos.
El alcalde ha instado a los ciudadanos a reducir el consumo de agua a 15 metros cúbicos por segundo, aunque esta meta no se ha cumplido en meses, alcanzando solo 14,26 metros cúbicos por segundo durante las vacaciones de fin de año. Las autoridades distritales, sin embargo, se muestran optimistas, señalando que el nivel de los embalses ha aumentado desde el 41,12% al 46,68% gracias a las lluvias y al compromiso ciudadano.
Para aumentar la capacidad de agua de la ciudad, se están implementando medidas a mediano plazo, como la ampliación de la planta Tibitoc y esfuerzos para descontaminar el río Bogotá y proteger humedales. También se planea instalar kits para aprovechar el agua de lluvia durante 2025.
El agua de Bogotá depende en parte de la evaporación de la Amazonía, que también sufrió sequías en 2024. El presidente Gustavo Petro ha propuesto soluciones estructurales, como frenar la deforestación en la Amazonía, aunque ha mostrado resistencia a otras propuestas, como la construcción de una nueva represa en Chingaza II o la búsqueda de fuentes de agua subterránea en Bogotá.
La situación actual obliga a las autoridades y a la ciudadanía a tomar medidas inmediatas y efectivas para enfrentar la escasez y garantizar el suministro de agua en la capital.