En los últimos días, la región del Medio Oriente ha sido escenario de intensos combates y ataques aéreos, afectando gravemente a la población civil y desencadenando una serie de crisis humanitarias. En Yemen, las fuerzas militares de Estados Unidos y Reino Unido realizaron más de una docena de ataques aéreos contra objetivos de los rebeldes hutíes. Estos ataques tuvieron lugar en diversas ubicaciones, incluida Hodeida, donde se llevaron a cabo siete ataques en el aeropuerto y en la base militar hutí de Katheib, y Sana’a, la capital, que fue blanco de cuatro ataques. Además, Dhamar y Bayda sufrieron dos y tres ataques respectivamente. Esta ofensiva se produjo tras las amenazas de los hutíes de intensificar sus operaciones militares contra Israel y su afirmación de haber derribado un dron militar estadounidense.
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Paralelamente, el conflicto entre Israel y Palestina se ha intensificado, cobrándose la vida de al menos 29 palestinos en Gaza debido a ataques aéreos israelíes. En Tulkarm, un ataque aéreo israelí en un campamento de refugiados resultó en la muerte de al menos 18 personas, entre ellas Mohammed Abu Zahra, su esposa Sajaa y sus dos hijos, Karam y Sham. Este ataque ha sido condenado por la ONU, calificándolo como “ilegal” y denunciando un patrón preocupante de uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas israelíes. Israel también ha llevado a cabo más de 2,000 ataques aéreos en el sur del Líbano, apuntando principalmente a posiciones de Hezbollah.
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El conflicto ha desencadenado una grave crisis humanitaria en el Líbano, donde más de un millón de personas han sido desplazadas, huyendo de los ataques israelíes. La organización humanitaria Oxfam ha advertido sobre el colapso del sistema de refugio si no se establece un alto el fuego inmediato, resaltando la necesidad urgente de refugio y suministros básicos para los desplazados.
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En cuanto a las reacciones de líderes regionales, el Ayatollah Ali Khamenei ha declarado que Hezbollah y Hamas no se rendirán ante los ataques israelíes y ha prometido que surgirán nuevos líderes en respuesta a la ofensiva.
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En medio de esta devastadora escalada de violencia, la comunidad internacional sigue observando con preocupación, reiterando la necesidad de respeto al derecho internacional humanitario y la protección de los civiles. El conflicto israelí-palestino ha sido una de las disputas territoriales más prolongadas del mundo, con raíces que datan de principios del siglo XX y que han generado innumerables ciclos de violencia y tregua.