Recientes investigaciones han puesto de manifiesto un grave problema de contaminación en los océanos a causa de desechos de drogas. En las aguas de Brasil, cerca de Río de Janeiro, y en los Cayos de Florida, tiburones han sido encontrados con altos niveles de cocaína en su organismo, lo que alerta sobre un fenómeno preocupante y peligroso para la vida marina.
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En Brasil, un estudio identificó que 100% de los 13 tiburones analizados presentaban cocaína en sus cuerpos. Además, se encontró la droga en el 92% de las muestras de músculo y en el 23% de las muestras de hígado. Los científicos señalan que esta contaminación puede provenir de desechos de laboratorios de fabricación de drogas ilegales o de excremento de usuarios que llega al mar mediante aguas residuales no tratadas. Aunque no se observaron cambios de comportamiento notables en los tiburones, se sospecha que la cocaína podría estar afectando su visión, lo que reduciría su eficiencia para cazar y consecuentemente podría llevarlos a una muerte prematura.
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En Florida, el problema se detectó cuando varios narcotraficantes arrojaron fardos de cocaína al mar, los cuales fueron consumidos por tiburones. Durante una investigación liderada por la doctora Tracy Fanara, los científicos documentaron comportamientos erráticos en los tiburones, que nadaban de manera descontrolada y seguían puntos imaginarios. Posteriores estudios confirmaron la presencia de cocaína en estos animales.
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En el último mes, la Guardia Costera de EE. UU. ha recuperado más de 186 millones de dólares en sustancias ilegales en el Caribe y el sur de Florida, lo cual refleja la magnitud del problema. El equipo de la doctora Fanara se centró en evaluar los niveles de cocaína en los tiburones y alertar sobre la contaminación de los océanos, subrayando la urgencia de abordar esta problemática ambiental.
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Estos incidentes subrayan la necesidad urgente de una gestión responsable de los desechos y una mayor protección de los ecosistemas marinos. La presencia de drogas en el hábitat natural de los tiburones no solo pone en peligro a estos depredadores marinos, sino que también afecta a toda la cadena alimentaria y al equilibrio ecológico del océano.