La investigación, publicada en la revista Toxicological Sciences, ha encontrado microplásticos en cada una de las 62 muestras de tejido placentario analizadas, lo que indica una contaminación generalizada y una exposición directa potencialmente dañina para los humanos, especialmente para los fetos en desarrollo. El tipo más común de plástico detectado fue el polietileno, utilizado en la fabricación de bolsas y botellas de plástico, junto con otros tipos como el cloruro de polivinilo (PVC) y el nailon. Las concentraciones de microplásticos variaron de 6.5 a 790 microgramos por gramo de tejido, lo que subraya la magnitud de la contaminación y la necesidad urgente de acciones para mitigar esta exposición.
Los investigadores también descubrieron microplásticos en todas las 17 muestras de arterias humanas examinadas, sugiriendo que las partículas podrían estar vinculadas a la obstrucción de los vasos sanguíneos. Además, estudios anteriores han encontrado microplásticos en la sangre humana y la leche materna, lo que indica una contaminación generalizada del cuerpo humano. Aunque el impacto en la salud aún no se conoce completamente, los microplásticos han demostrado causar daño a las células humanas en el laboratorio. Las partículas podrían alojarse en los tejidos y causar inflamación, como lo hacen las partículas de la contaminación del aire, o los químicos en los plásticos podrían causar daño.
El Prof. Matthew Campen, de la Universidad de Nuevo México, EE. UU., quien lideró la investigación, expresó su profunda preocupación por la creciente producción global de plásticos, ya que esto significa que el problema de los microplásticos en el medio ambiente "solo está empeorando". Campen sugirió que la creciente concentración de microplásticos en el tejido humano podría explicar aumentos desconcertantes en algunos problemas de salud, incluyendo la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el cáncer de colon en personas menores de 50 años y la disminución del conteo de espermatozoid