El equipo de ingenieros de la NASA en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) ha revivido exitosamente los propulsores de la sonda espacial Voyager 1, que ha estado operando durante casi 47 años. El Voyager 1, que actualmente se encuentra a unas 15.2 mil millones de millas (24.5 mil millones de kilómetros) de la Tierra, había enfrentado problemas con su sistema de propulsores de maniobra de corrección de trayectoria debido a la acumulación de dióxido de silicio, causado por el deterioro de una membrana de goma en el tanque de combustible. Esta obstrucción redujo el diámetro del tubo de combustible de 0.01 pulgadas (0.25 mm) a 0.0015 pulgadas (0.035 mm), aproximadamente la mitad del grosor de un cabello humano.
Para solucionar esto, los ingenieros del JPL decidieron cambiar a un conjunto previamente no utilizado de propulsores de actitud. Este cambio presentaba complejidades debido a la antigüedad de la nave y la necesidad de conservar energía del generador de plutonio en descomposición. El equipo tuvo que apagar uno de los calentadores principales del Voyager por una hora para liberar suficiente energía y calentar los propulsores, que habían estado demasiado fríos para operar con seguridad.
El 27 de agosto de 2024, el equipo confirmó que los propulsores de actitud volvieron a estar en línea después de seis años de inactividad. Estos propulsores están diseñados para liberar hidrazina líquida, que se descompone en nitrógeno e hidrógeno, generando pequeñas ráfagas de gas para ajustar la orientación de la nave. El sistema de corrección de trayectoria había estado realizando alrededor de 40 de estas ráfagas diarias para mantener la antena apuntada hacia la Tierra.
Suzanne Dodd, gerente del proyecto Voyager, señaló que las decisiones futuras sobre la nave necesitarán más análisis y precaución debido a sus sistemas envejecidos. El Voyager 1 continúa explorando el espacio interestelar, proporcionando datos científicos valiosos desde regiones más allá de la influencia de los campos magnéticos del Sol. La Voyager 1 y su hermana gemela, la Voyager 2, fueron lanzadas en 1977 con la misión inicial de explorar los planetas exteriores. Ambas han superado su misión original, con la Voyager 1 siendo la primera nave en ingresar al espacio interestelar en 2012.