El año 2024 ha sido bautizado por la ONU como "el año electoral más grande de la historia humana", con aproximadamente el 50% de la población mundial participando en procesos electorales. A pesar de la creciente frecuencia de desastres climáticos y temperaturas récord, el compromiso con la acción climática ha mostrado signos de debilitamiento en varias naciones.
En Estados Unidos, Donald Trump fue reelegido como presidente. Trump ha descrito la crisis climática como “un gran engaño”, lo que genera preocupación sobre la dirección futura de la política ambiental del país. En Europa, los partidos de derecha, que han cuestionado la necesidad de medidas climáticas, lograron buenos resultados en las elecciones de la Unión Europea. Rusia, con Vladimir Putin reelegido, ha mantenido sus exportaciones de petróleo y gas a pesar de las sanciones internacionales.
Catherine Fieschi, una destacada experta en política europea, comentó: "Ha habido una erosión gradual en el compromiso público hacia la acción climática en los últimos años", situando el cambio climático en un segundo plano debido a la pandemia, los conflictos en Ucrania y Gaza, y preocupaciones sobre la inflación.
A pesar de que 2024 se perfila como el año más caluroso registrado, con inundaciones y olas de calor impactando en Europa, Asia, Estados Unidos y México, la crisis climática no ha sido un tema prioritario en las elecciones, salvo en India. Allí, las protestas de agricultores afectados por el clima ayudaron a Narendra Modi a obtener un tercer mandato.
En Europa, mientras los partidos de derecha califican las acciones climáticas como costosas e innecesarias, y encuentran éxito electoral, el Partido Laborista en el Reino Unido derrotó de manera contundente al Partido Conservador, subrayando su compromiso con la energía limpia. El crecimiento de la extrema derecha ha llevado a algunos líderes de centro-derecha a hacer concesiones sobre políticas climáticas para no alienar a sus votantes.
La reciente cumbre COP29 en Azerbaiyán fue problemática en términos de participación y resultados. La ausencia de la mayoría de los líderes mundiales y la falta de avances en la reducción de emisiones y financiamiento climático para países en desarrollo han generado frustración entre los activistas climáticos.
Aunque hay algunos avances en energías renovables y expectativas de que el uso de petróleo alcance su punto máximo, la falta de acción decidida y la inminente presidencia de Trump han infundido un sentimiento de pesimismo acerca del futuro de la acción climática.