El sabotaje a dos cables submarinos de fibra óptica en el Mar Báltico los días 17 y 18 de noviembre de 2024 ha generado inquietud a nivel mundial. El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, destacó que los daños son probablemente resultado de una acción deliberada. Alrededor de las fechas de los incidentes, la policía sueca inició una investigación sobre el buque de carga chino Yi Peng 3, que se encontraba en la zona durante los cortes.
La importancia de los cables submarinos ha aumentado en un contexto de tensiones geopolíticas, incluidas la invasión rusa de Ucrania, la situación en Taiwán y el conflicto Israel-Gaza. Estos cables son fundamentales para la infraestructura global, ya que transportan el 99% del tráfico internacional de telecomunicaciones y conectan más de 530 sistemas de cables que abarcan más de 850,000 millas.
Desde un punto de vista económico, estos cables facilitan transacciones financieras por valor de trillones de dólares diariamente y son esenciales para las comunicaciones gubernamentales y empresariales. Cualquier ataque sostenido a estas infraestructuras podría tener repercusiones significativas en la economía global.
No es la primera vez que incidentes de esta naturaleza han ocurrido. En 2015, se reportó la operación de submarinos rusos cerca de cables en el Mar del Norte y el noreste de Asia. Desde 2019, Taiwán ha registrado 36 incidentes de daños en cables, con 12 solo en 2023. Además, en 2022, un volcán en Tonga causó daños severos a cables submarinos, aunque la mayoría de los daños históricamente son atribuibles a actividades humanas como redes de pesca y anclas.
La reparación de cables submarinos es económicamente costosa. Cada milla de un cable submarino tiene un costo aproximado de $40,000, mientras que la instalación de un nuevo cable transatlántico cuesta entre $200 millones y $250 millones.
La atención sobre estos cables resalta su importancia estratégica y la necesidad de proteger estas infraestructuras críticas contra posibles ataques. La comunidad internacional ahora enfrenta el desafío de encontrar medidas efectivas para salvaguardar estos importantes enlaces, esenciales para la economía global y la seguridad nacional de muchos países.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, resaltó la gravedad de la situación y la necesidad de respuestas rápidas y eficaces para fortalecer la protección de las infraestructuras tecnológicas subacuáticas.