A partir del otoño de 2024, todos los estudiantes de la Universidad de California en San Diego (UCSD) deberán completar un curso sobre cambio climático antes de graduarse. Esta medida impactará a aproximadamente 7,000 estudiantes que conformarán la clase de 2028. Los cursos destinados a cumplir con este nuevo requisito deben incluir al menos un 30% de contenido relacionado con el clima y abordar dos de las siguientes cuatro áreas: fundamentos científicos, impactos humanos, estrategias de mitigación y aprendizaje basado en proyectos.
La UCSD ha identificado más de 40 cursos que se ajustan a este criterio, entre los cuales se encuentran “La Astronomía del Cambio Climático”, “Género y Justicia Climática”, “Enfoques Indígenas al Cambio Climático” y “Ambientalismo en las Artes y los Medios”. El diseño de estos cursos tiene como objetivo integrar el aprendizaje sobre el cambio climático en el currículo existente sin extender el tiempo necesario para la graduación de los estudiantes.
Sarah Gille, oceanógrafa física en el Scripps Institution of Oceanography y miembro del comité que desarrolló este nuevo requisito, señaló que la intención es equipar a los estudiantes con el conocimiento necesario para enfrentar los desafíos futuros que presenta el cambio climático.
Esta medida es parte de un esfuerzo creciente para educar y concienciar a la próxima generación sobre la crisis climática. Según una encuesta de Marist realizada este año, un 85% de la generación Z muestra preocupación por el cambio climático, reflejando una tendencia de mayor consciencia ambiental entre los jóvenes.
UCSD no está sola en esta iniciativa; otras universidades en Estados Unidos, como Arizona State University, también han comenzado a implementar requisitos similares relacionados con la sostenibilidad. Si bien UCSD está considerando ampliar este requisito a otras instituciones dentro del sistema de la Universidad de California, su enfoque actual está centrado en la implementación local.
Esta decisión subraya la importancia de la educación ambiental en la formación de futuros profesionales, asegurando que estén preparados para contribuir a la mitigación y adaptación frente al cambio climático.