Ciencia

Tablilla mesopotámica revela la queja de un cliente más antigua, registrada hace 3.750 años

Una pequeña tablilla de arcilla de 11,6 x 5 centímetros, escrita en 1750 a. C., documenta la queja de un hombre llamado Nanni contra un comerciante de cobre llamado Ea-nāṣir, convirtiéndose en el registro más antiguo de una reclamación de cliente.

Ciencia

Tablilla mesopotámica revela la queja de un cliente más antigua, registrada hace 3.750 años

Una pequeña tablilla de arcilla de 11,6 x 5 centímetros, escrita en 1750 a. C., documenta la queja de un hombre llamado Nanni contra un comerciante de cobre llamado Ea-nāṣir, convirtiéndose en el registro más antiguo de una reclamación de cliente.

“He enviado mensajeros, caballeros como nosotros, para recoger la bolsa con mi dinero (depositado con ustedes) pero ustedes me han tratado con desprecio enviándomelos con las manos vacías varias veces”

– Reclamaba Nanni en la tablilla.

7/4/2025

Registrada alrededor del año 1750 a. C., la tablilla de arcilla considerada la queja de consumidor más antigua del mundo fue descubierta en los restos de la ciudad de Ur, en la actual Irak, durante excavaciones realizadas en el siglo XX. Es una valiosa evidencia de cómo el comercio y las transacciones económicas formaron parte fundamental de las civilizaciones antiguas, así como de las tensiones que estas generaban.

El remitente, un comerciante llamado Nanni, escribió su queja en escritura cuneiforme sobre una tablilla de arcilla de 11,6 x 5 centímetros. Traducida del idioma acadio por el siriólogo Adolf Leo Oppenheim en 1967 y publicada en su libro Cartas desde Mesopotamia, la tablilla revela un descontento agudo hacia el comerciante Ea-nāṣir, quien había entregado cobre de calidad insuficiente tras recibir el pago acordado.

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Nanni expresaba su indignación ante el mal servicio recibido en términos inequívocos: "Pusiste lingotes [de cobre] que no eran buenos ante mi mensajero y dijiste: 'Si quieres tomarlos, tómalos, si no quieres tomarlos, ¡vete!'". En la carta también denunciaba la falta de respeto hacia sus mensajeros enviados en varias ocasiones para recuperar dinero o resolver el problema, argumentando que el desprecio de Ea-nāṣir no tenía precedentes dentro de los comerciantes de Tilmun.

"He enviado mensajeros, caballeros como nosotros, para recoger la bolsa con mi dinero (depositado con ustedes) pero ustedes me han tratado con desprecio enviándomelos con las manos vacías varias veces", continúa Nanni.

Los registros arqueológicos apuntan a que Ea-nāṣir no solo tenía problemas con Nanni, sino que acumulaba múltiples quejas de otros clientes. La tablilla de Nanni no solo destaca por su mordacidad, sino porque se encuentra entre los documentos mejor conservados en el archivo personal del comerciante, lo que sugiere que Ea-nāṣir era, si bien polémico, un meticuloso archivista.

Este contexto se enmarca en una etapa de declive en el comercio de cobre de Tilmun, que predominó en el tercer milenio a. C., abasteciendo las transacciones en el sur de Mesopotamia bajo el "estándar de peso Tilmun". Para cuando Nanni presentó su queja, el desplazamiento de Tilmun por otros centros comerciales, como Magan, pudo haber debilitado los suministros de cobre. Sin embargo, estas circunstancias no justificaban, según el inconforme cliente, la baja calidad del material entregado.

En su demanda, Nanni insistía además en que no volvería a aceptar cobre de mala calidad y que seleccionaría cuidadosamente cada lingote en el futuro: "Ahora te toca devolverme (mi dinero) íntegramente", concluye Nanni . "Ten en cuenta que (de ahora en adelante) no aceptaré aquí ningún cobre que no sea de buena calidad. (De ahora en adelante) seleccionaré y recogeré los lingotes uno por uno en mi propio depósito."

Esta pequeña tablilla, considerada la primera queja de cliente registrada, revela que los problemas relacionados con la calidad del servicio y los bienes son tan antiguos como el comercio mismo, destacando que incluso en la Edad de Bronce los compradores buscaban garantías sobre sus transacciones.

Algo Curioso

“He enviado mensajeros, caballeros como nosotros, para recoger la bolsa con mi dinero (depositado con ustedes) pero ustedes me han tratado con desprecio enviándomelos con las manos vacías varias veces”

– Reclamaba Nanni en la tablilla.

Apr 7, 2025
Colglobal News

Registrada alrededor del año 1750 a. C., la tablilla de arcilla considerada la queja de consumidor más antigua del mundo fue descubierta en los restos de la ciudad de Ur, en la actual Irak, durante excavaciones realizadas en el siglo XX. Es una valiosa evidencia de cómo el comercio y las transacciones económicas formaron parte fundamental de las civilizaciones antiguas, así como de las tensiones que estas generaban.

El remitente, un comerciante llamado Nanni, escribió su queja en escritura cuneiforme sobre una tablilla de arcilla de 11,6 x 5 centímetros. Traducida del idioma acadio por el siriólogo Adolf Leo Oppenheim en 1967 y publicada en su libro Cartas desde Mesopotamia, la tablilla revela un descontento agudo hacia el comerciante Ea-nāṣir, quien había entregado cobre de calidad insuficiente tras recibir el pago acordado.

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Nanni expresaba su indignación ante el mal servicio recibido en términos inequívocos: "Pusiste lingotes [de cobre] que no eran buenos ante mi mensajero y dijiste: 'Si quieres tomarlos, tómalos, si no quieres tomarlos, ¡vete!'". En la carta también denunciaba la falta de respeto hacia sus mensajeros enviados en varias ocasiones para recuperar dinero o resolver el problema, argumentando que el desprecio de Ea-nāṣir no tenía precedentes dentro de los comerciantes de Tilmun.

"He enviado mensajeros, caballeros como nosotros, para recoger la bolsa con mi dinero (depositado con ustedes) pero ustedes me han tratado con desprecio enviándomelos con las manos vacías varias veces", continúa Nanni.

Los registros arqueológicos apuntan a que Ea-nāṣir no solo tenía problemas con Nanni, sino que acumulaba múltiples quejas de otros clientes. La tablilla de Nanni no solo destaca por su mordacidad, sino porque se encuentra entre los documentos mejor conservados en el archivo personal del comerciante, lo que sugiere que Ea-nāṣir era, si bien polémico, un meticuloso archivista.

Este contexto se enmarca en una etapa de declive en el comercio de cobre de Tilmun, que predominó en el tercer milenio a. C., abasteciendo las transacciones en el sur de Mesopotamia bajo el "estándar de peso Tilmun". Para cuando Nanni presentó su queja, el desplazamiento de Tilmun por otros centros comerciales, como Magan, pudo haber debilitado los suministros de cobre. Sin embargo, estas circunstancias no justificaban, según el inconforme cliente, la baja calidad del material entregado.

En su demanda, Nanni insistía además en que no volvería a aceptar cobre de mala calidad y que seleccionaría cuidadosamente cada lingote en el futuro: "Ahora te toca devolverme (mi dinero) íntegramente", concluye Nanni . "Ten en cuenta que (de ahora en adelante) no aceptaré aquí ningún cobre que no sea de buena calidad. (De ahora en adelante) seleccionaré y recogeré los lingotes uno por uno en mi propio depósito."

Esta pequeña tablilla, considerada la primera queja de cliente registrada, revela que los problemas relacionados con la calidad del servicio y los bienes son tan antiguos como el comercio mismo, destacando que incluso en la Edad de Bronce los compradores buscaban garantías sobre sus transacciones.

Registrada alrededor del año 1750 a. C., la tablilla de arcilla considerada la queja de consumidor más antigua del mundo fue descubierta en los restos de la ciudad de Ur, en la actual Irak, durante excavaciones realizadas en el siglo XX. Es una valiosa evidencia de cómo el comercio y las transacciones económicas formaron parte fundamental de las civilizaciones antiguas, así como de las tensiones que estas generaban.

El remitente, un comerciante llamado Nanni, escribió su queja en escritura cuneiforme sobre una tablilla de arcilla de 11,6 x 5 centímetros. Traducida del idioma acadio por el siriólogo Adolf Leo Oppenheim en 1967 y publicada en su libro Cartas desde Mesopotamia, la tablilla revela un descontento agudo hacia el comerciante Ea-nāṣir, quien había entregado cobre de calidad insuficiente tras recibir el pago acordado.

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Nanni expresaba su indignación ante el mal servicio recibido en términos inequívocos: "Pusiste lingotes [de cobre] que no eran buenos ante mi mensajero y dijiste: 'Si quieres tomarlos, tómalos, si no quieres tomarlos, ¡vete!'". En la carta también denunciaba la falta de respeto hacia sus mensajeros enviados en varias ocasiones para recuperar dinero o resolver el problema, argumentando que el desprecio de Ea-nāṣir no tenía precedentes dentro de los comerciantes de Tilmun.

"He enviado mensajeros, caballeros como nosotros, para recoger la bolsa con mi dinero (depositado con ustedes) pero ustedes me han tratado con desprecio enviándomelos con las manos vacías varias veces", continúa Nanni.

Los registros arqueológicos apuntan a que Ea-nāṣir no solo tenía problemas con Nanni, sino que acumulaba múltiples quejas de otros clientes. La tablilla de Nanni no solo destaca por su mordacidad, sino porque se encuentra entre los documentos mejor conservados en el archivo personal del comerciante, lo que sugiere que Ea-nāṣir era, si bien polémico, un meticuloso archivista.

Este contexto se enmarca en una etapa de declive en el comercio de cobre de Tilmun, que predominó en el tercer milenio a. C., abasteciendo las transacciones en el sur de Mesopotamia bajo el "estándar de peso Tilmun". Para cuando Nanni presentó su queja, el desplazamiento de Tilmun por otros centros comerciales, como Magan, pudo haber debilitado los suministros de cobre. Sin embargo, estas circunstancias no justificaban, según el inconforme cliente, la baja calidad del material entregado.

En su demanda, Nanni insistía además en que no volvería a aceptar cobre de mala calidad y que seleccionaría cuidadosamente cada lingote en el futuro: "Ahora te toca devolverme (mi dinero) íntegramente", concluye Nanni . "Ten en cuenta que (de ahora en adelante) no aceptaré aquí ningún cobre que no sea de buena calidad. (De ahora en adelante) seleccionaré y recogeré los lingotes uno por uno en mi propio depósito."

Esta pequeña tablilla, considerada la primera queja de cliente registrada, revela que los problemas relacionados con la calidad del servicio y los bienes son tan antiguos como el comercio mismo, destacando que incluso en la Edad de Bronce los compradores buscaban garantías sobre sus transacciones.

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