El 18 de octubre de 2024, el Ejército Nacional de Colombia denunció el secuestro de 60 soldados durante la operación Perseo en el Cañón del Micay, en el departamento del Cauca. Los militares, miembros de dos pelotones del Comando Específico del Cauca, fueron rodeados y detenidos por alrededor de 250 pobladores de la zona rural de El Filo mientras realizaban labores de seguridad y estabilidad territorial en la región.
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Los soldados estaban desplegados entre los municipios de Argelia y El Tambo, con la misión de contrarrestar las acciones de grupos armados ilegales. Esta situación ha sido catalogada como un severo obstáculo para el cumplimiento de la misión militar y un riesgo para la vida tanto de los militares como de los civiles involucrados. En un esfuerzo por evitar enfrentamientos violentos, las tropas decidieron permanecer en el lugar.
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El Ejército ha desplegado seis helicópteros con la finalidad de evacuar a los soldados y reposicionarlos en otras zonas del Cañón del Micay. Este sector es conocido por la alta actividad de grupos armados ilegales, entre ellos disidentes de las FARC y miembros del ELN, que controlan rutas estratégicas para el narcotráfico.
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Este incidente no es un caso aislado en Colombia. Anteriormente, se presentó un evento similar en San José del Guaviare, donde 66 soldados fueron secuestrados y retenidos durante varios días por comunidades locales, hasta que la mediación de organismos internacionales facilitó su liberación.
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La zona del Cañón del Micay, caracterizada por su difícil acceso y la presencia constante de actores armados ilegales, representa un desafío constante para las fuerzas militares colombianas en su misión de desarticular las estructuras criminales en la región del Cauca. Este evento subraya las complicaciones y los riesgos a los que se enfrentan las tropas en su intento de mantener la seguridad y la estabilidad en esta área conflictiva.