El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha dado luz verde a Ucrania para utilizar misiles de largo alcance suministrados por EE. UU., conocidos como Army Tactical Missile System (ATACMS), en enfrentamientos contra Rusia en la región de Kursk. Esta decisión representa un giro en la política estadounidense, que previamente había restringido el uso de estos misiles por temor a una escalada del conflicto. La medida se toma en un contexto crítico, con la presencia de hasta 12,000 tropas norcoreanas en Rusia apoyando a las fuerzas de Vladimir Putin.
Los ATACMS, con un alcance de hasta 300 km (186 millas), son capaces de llevar diferentes tipos de ojivas, incluyendo una de explosivos de alto poder y otra de tipo racimo. Cada misil tiene un costo aproximado de $1.5 millones. Ucrania utilizará estos misiles principalmente en la región de Kursk, donde ha controlado más de 1,000 km² de territorio.
La decisión de Biden fue comunicada a Ucrania tres días antes de hacerse pública. Se espera que la autorización para el uso de estos misiles actúe como un disuasivo, evitando que Corea del Norte envíe más tropas a Rusia. Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, ha subrayado la importancia de las capacidades de largo alcance en el plan de victoria del país, indicando que "los misiles hablarán por sí mismos".
Desde Moscú, la reacción ha sido de preocupación. Vladimir Putin ha advertido que el uso de armas occidentales en territorio ruso podría considerarse una participación directa de la OTAN en el conflicto. Este escenario se complica aún más por la reciente victoria electoral de Donald Trump, que ha generado incertidumbres sobre el futuro del apoyo militar estadounidense a Ucrania.
En el campo de batalla, aunque no se espera que el suministro de ATACMS cambie drásticamente el rumbo de la guerra, estos misiles permitirán a Ucrania atacar posiciones rusas y norcoreanas, complicando las operaciones logísticas y las líneas de suministro de Rusia. Analistas han señalado que el efecto psicológico y simbólico de esta decisión podría ser más significativo que su impacto militar inmediato.
La autorización de Biden para el uso de estos misiles representa una nueva fase en la asistencia militar de Estados Unidos a Ucrania. En un momento en que las fuerzas rusas y norcoreanas intentan recuperar el terreno perdido, la situación continúa tensándose, con posibles repercusiones que se desarrollarán en el contexto de un conflicto en evolución constante.