El pasado 31 de octubre de 2024, la Cancillería de Colombia anunció oficialmente una investigación disciplinaria en curso contra el cónsul Andrés Hernández, quien actualmente desempeña sus funciones en México. Según informes revelados por el medio 'El Reporte Coronell', Hernández ha sido requerido por la Cancillería para devolver la suma de 12,750 dólares, cantidad que fue gastada sin la debida autorización en la contratación de un especialista en derechos humanos.
La investigación sigue a múltiples denuncias sobre irregularidades y comportamientos inapropiados por parte de Hernández. Se le acusa de conductas cuestionables hacia sus subalternos y presuntos delitos graves como estafa y malversación de fondos. Estas acusaciones han estado en el foco mediático desde la semana pasada, intensificando el escrutinio público sobre su actuación.
Las fuentes dentro de la Cancillería han confirmado que la cifra exacta que Hernández debe restituir es de 12,750 dólares. Este caso ha introducido serias preocupaciones sobre el manejo de recursos públicos por parte de funcionarios diplomáticos, subrayando la necesidad de una vigilancia interna más rigurosa y protocolos de auditoría más estrictos para prevenir el desvío y uso indebido de fondos.
En relación a las denuncias de comportamiento inapropiado, detallan actos de intimidación y mala conducta hacia los empleados del consulado, sumando gravedad al caso ya sensible de la gestión financiera. La conducta fuera de los estándares éticos y legales establece una complicación adicional en el ambiente de trabajo y la percepción pública de la diplomacia colombiana.
Numerosas voces dentro de la administración diplomática han solicitado que se aplique el rigor necesario para esclarecer los hechos y sancionar, de ser necesario, a los responsables. "No podemos permitir que acciones individuales empañen la reputación y el trabajo de nuestras misiones diplomáticas", expresó un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Hernández, quien ha desempeñado su rol en México bajo observación creciente, aún no ha ofrecido declaraciones públicas sobre las acusaciones o la solicitud de devolución. El proceso disciplinario es parte de un esfuerzo más amplio de la Cancillería para asegurar la transparencia y la integridad dentro de sus filas, buscando restaurar la confianza pública en sus operaciones internacionales.
Mientras espera el progreso de la investigación, este caso subraya la importancia de los controles internos y la responsabilidad en la administración pública, especialmente en el ámbito internacional donde el manejo adecuado de los recursos públicos es crítico para la diplomacia y las relaciones bilaterales.