En Río de Janeiro, la ola de calor ha alcanzado niveles críticos, registrando sensaciones térmicas que superan los 60 grados Celsius. El 17 de marzo, el Sistema Alerta Río informó que la sensación térmica en el oeste de la ciudad alcanzó los 62.3 grados Celsius a las 09:55, la cifra más alta desde que comenzó a hacer estas mediciones en 2014. Este fenómeno extremo ha llevado a las autoridades a emitir una alerta amarilla y a la población a buscar refugio en áreas más frescas.
En Sao Paulo, la situación no es menos severa. La ciudad vivió su día más caluroso del año hasta ahora, con temperaturas que alcanzaron los 34.7 grados Celsius, un récord para un mes de marzo desde que el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) comenzó sus registros en 1943. Esta ola de calor coincide con una escasez de lluvias, contribuyendo a un aumento significativo en las temperaturas.
Residentes de ambas ciudades buscan alivio en las playas y parques, aunque estos lugares se encuentran abarrotados, limitando las opciones para escapar del calor. Los expertos atribuyen estas condiciones extremas a una combinación de factores, incluyendo la falta de lluvias y nubosidad, así como la intensificación del fenómeno de El Niño y el cambio climático.