Durante su visita a una base de producción de material nuclear y al Instituto de Armas Nucleares, Kim Jong-un instó a aumentar las capacidades atómicas de Corea del Norte, destacando 2025 como un año crucial para el “refuerzo de las fuerzas nucleares”. En esta ocasión, el líder norcoreano enfatizó la necesidad de lograr “éxitos” en la producción de “materiales nucleares aptos para armas” y de fortalecer el “escudo nuclear” del país.
Kim subrayó que la situación exterior es “grave” debido a los “desafíos de las fuerzas hostiles”, y que se considera “inevitable” un enfrentamiento a largo plazo, lo cual hace “indispensable” el refuerzo constante del escudo nuclear. Resaltó que no basta con hacer declaraciones, sino que se requiere el “acopio de la fuerza física de uso práctico y su incremento por progresión geométrica”.
En el marco de estas declaraciones, la reciente interacción entre Corea del Norte y Estados Unidos vuelve a ganar relevancia. Kim Jong-un realizó estas afirmaciones en un momento en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha mostrado interés en revivir las negociaciones anteriores. Trump mencionó en una entrevista que volvería a comunicarse con Kim, afirmando que tiene una buena relación con él.
Además de sus relaciones con Estados Unidos, Corea del Norte ha buscado un acercamiento con Rusia en el último año, participando en la guerra de Ucrania mediante el envío de soldados y municiones. Hay sospechas de que Rusia podría estar proporcionando a Corea del Norte tecnología clave en el ámbito balístico y nuclear como recompensa por su colaboración.
En cuanto a las actividades militares, aunque Corea del Norte no ha realizado ensayos nucleares desde 2017, ha continuado demostrando sus capacidades. En enero de 2025, el país lanzó un misil balístico hipersónico de alcance intermedio, descrito por Kim como una “arma estratégica”. Además, en septiembre de 2024 se publicaron imágenes de centrifugadoras que producen combustible atómico para bombas nucleares.
En una señal directa a Estados Unidos, Corea del Norte realizó una prueba de un misil de crucero “estratégico” de mar a superficie que puede entregar armas nucleares. Este lanzamiento, supervisado por Kim Jong-un, se llevó a cabo tras la inauguración de Trump como presidente de EE. UU., quien había reconocido a Corea del Norte como una potencia nuclear. Analistas sugieren que la prueba busca evaluar la disposición de Washington para reanudar el diálogo.
En respuesta a estas acciones, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte acusó a EE. UU. de provocar tensiones a través de ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur. El Ministerio afirmó que, ante esta situación, la mejor opción para contrarrestar a EE. UU. es una respuesta contundente.
Estos eventos reflejan un contexto de creciente tensión y reactivación de la retórica nuclear en la península coreana, en medio de un entorno geopolítico cambiante y complejo.